viernes, 27 de diciembre de 2019

Sueño o no sueño


Ramon Zarrageta
Es un sueño recurrente. Estoy en la puerta del Cielo queriendo entrar y San Pedro no me deja, me dice que no es mi momento. Insisto. Sigue sin dejarme entrar. Atasco la puerta. Tiene que venir Jesucristo y él me explica que no puedo entrar porque aún no estoy muerto. Que me vuelva de donde he venido y que espere.
Así que me quedo en la puerta. Bueno, cerca de ella. Hay allí un banco como esos de piedra que hay en la tierra que son dos piedras verticales que hacen de pies y una piedra horizontal, paralelepípeda que se apoya en las anteriores. Me quedo allí porque no quiero volverme a la tierra, quiero entrar.
Mientras, hay una larga fila a la entrada del cielo que en realidad no llega a formarse como tal ya que la entrada es fluida, pero la gente acude a la entrada en abundancia. Es lógico: con todos los que se mueren en el mundo con todos los que son.
Y desde luego los que vienen aquí ya saben ellos mismos que son los que deben de venir. No hay apenas personas que sean rechazadas para que vayan al Infierno. De vez en cuando alguno, que en todas partes hay algún listillo.
Me siento en el banco y contemplo el Cielo. Es todo blanco y es algo así como una ciudad medieval de perfil bajo rodeado de una muralla almenada con una puerta por donde se entra. Todo es blanco, como algodonoso, como si estuviese formado por las nubes. Hasta el suelo es blanco y como algodonoso. No llegas a ver tus pies porque están metidos en algo blanco que no sientes. Debe ser la nube.
Ese Cielo con forma de ciudad está situado como en la parte alta de una colina a la que se llega subiendo por la ladera. La pendiente es pequeña y por tanto es fácil de llegar. El banco en que estoy sentado está un poco más abajo que la puerta de entrada, pero muy poco. Está situado a la izquierda de la puerta según se accede a ella.
Miro con envidia a las personas que acuden a la entrada y entran. No conozco a ninguna. Seria mucha casualidad con lo grande que es el mundo. Y espero.
Espero y reflexiono. No tengo que estar allí porque no estoy muerto. Esto debiera de ser una buena noticia, saber que estoy vivo. Pero para mí es una mala noticia y estoy entre triste y enfadado. No quiero volver a la tierra que es lo que me han dicho porque no quiero vivir más. Así que estoy allí pasando el tiempo a ver si de mientras me viene la muerte.
Y dándole vueltas a estos pensamientos paso el tiempo hasta que se va el sueño porque despierto en mi cama o porque se me pasa la fase del sueño.
Pero al de unos pocos días vuelvo a soñar lo mismo. Es un sueño recurrente.

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