domingo, 5 de agosto de 2018

Entre la subida de la pensión e Iberdrola



Ya le han puesto fecha. Ya sabemos qué día vamos a cobrar los atrasos de la pensión de todo este año. Ya sabemos que a partir del mes de julio la pensión nos sube. Cuánto hace mucho que lo tengo calculado: unos 17 euros netos al mes (una barbaridad para lo que les va a ocurrir a la mayoría de los jubilados).
Ya me estaba yo calentando: ¿cambiar de coche?; ¿renovar algunos elementos de la casa?; ¿un viaje?;…
Pero, resulta que también Iberdrola ha hecho cálculos. Como muchos de vosotros, pago una cuota fija al mes que se revisa cada cierto tiempo y se recalcula para los meses siguientes. Pues lo han hecho y les ha dado que tengo que empezar a pagar al mes aproximadamente lo mismo que van a subir los ingresos de mi pensión.
Me he quedado más frío que el tiempo que está haciendo por aquí (ahora mismo llueve y el terreno embarrado es más propio de otras épocas del año o de otras latitudes, que de un mes de julio en Castilla).
Si yo tuviera ganas miraría cómo han ido los consumos. A ver si me han subido la cuota porque me he puesto a consumir como un auténtico derrochador. Pero, ¿para qué voy a andar sacando ganas? Si me va a dar lo mismo.
Hay consumos (de esos que andan todos los días diciéndonos que se puede ahorrar: agua, luz, gasolina, …) a los que no ponemos mucha atención porque, por mucho que digan un par de “enteradillos”, son prácticamente imposibles de controlar. Son opacos, inapreciables a primera vista (¿cuántos aparatos tienes ahora en casa con el pilotito encendido, mientras tú ni paras en ella?; y ¿ese calentador, frigo,… que dejas encendido cuando te vas de vacaciones?;…).
Hay consumos cuyo control es cosa de chiflados. O de gente a la que no le suben la pensión lo suficiente.
Hay ingresos que tardamos un par de minutos y cuatro neuronas en recalcular.
Disfrutad del verano, si podéis ver el verano o si os gusta la lluvia cuando no hace frío. Porque lo que es aquí…
¿Cómo nos ve el Cine? 10 películas con una visión positiva del Envejecimiento

viernes, 13 de julio de 2018

¿Cómo nos ve el Cine? 10 películas con una visión positiva del Envejecimiento




(...) proponemos desde MayoresUDP unir el cine y el Envejecimiento Activo para romper los estereotipos negativos frente a las personas mayores, con una selección de películas que muestran una visión positiva sobre la vejez, el envejecimiento activo y la solidaridad intergeneracional desde la perspectiva del cine. Muchas de las películas aquí seleccionadas forman parten del estudio “Reflexionando sobre la vejez a través del cine. Una aproximación incompleta” escrito por Sacramento Pinazo Hernandis, Vicepresidenta de la Sociedad Española de Gerioatria y Gerontología y profesora titular del Departamento de Psicología Social de la Universidad de Valencia.
Las películas que os proponemos ofrecen una imagen positiva del envejecimiento y no caen lo peyorativo o lo burlesco y tampoco en el sentido patológico de la vejez como pueden ser temas relativos a las demencias y otras enfermedades.
La imagen que proyecta cada vez más el cine actual con respecto a las Personas Mayores, no gira exclusivamente en una visión patológica o negativa del envejecimiento o los cuidados en la dependencia, sino hace suyas otras representaciones sociales de la vejez, considerando ésta nueva etapa, como un periodo positivo en el que afrontar nuevos retos, tanto para las persona mayor como para sus amigos y familiares que le rodean.
El cine es, pues, como explica Sacramento “una excelente herramienta con la que aprender acerca de la vida misma en general, y las relaciones humanas en particular; permite reflexionar, analizar, comprender, pensar, mirar y ofrece claves que ayudan a las personas en su proceso de envejecimiento, mejorando su calidad de vida”.
Una visión positiva del Envejecimiento:

Cinema Paradiso (1998)

Si hablamos de relación intergeneracional fuera de la familia, nos encontramos con películas como Cinema Paradiso del director italiano Giuseppe Tornatore, donde Salvatore, un niño, siente la magia del cine al lado de Alfredo, el proyeccionista ciego del cine de su pueblo; Alfredo será quien le transmita los entresijos de la profesión y los secretos que se ocultan detrás de las películas.

El Abuelo (1998)

Las relaciones entre personas de distintas generaciones (familiares o no) son muy enriquecedoras tanto en el plano personal como social y afectivo. Los cambios en la estructura de la familia, en los roles tradicionales o en la aparición de nuevos roles, y las relaciones intergeneracionales, entre otros, afecta especialmente al rol de los abuelos. El abuelo del cineasta español, José Luis Garci, es una adaptación de la obra de Benito Pérez Galdós que relata el complejo entramado de relaciones familiares que se establecen entre un noble asturiano arruinado y ya anciano y sus nietas.

A propósito de Schimidt (2002)

La película, A propósito de Smith, del director de cine Alexander Payne , muestra los cambios sociales o acontecimiento vitales a los que enfrenta una persona al entrar en la etapa de la jubilación. El señor Schmidt ha vivido siempre según las reglas establecidas: un trabajo, una familia, una casa. Nunca se le ha ocurrido pensar que en la vida podía haber algo más. Y, de pronto, a los 66 años, en condiciones físicas perfectas, se encuentra jubilado de su trabajo, viudo a las pocas semanas de su aparente liberación y decidido a atravesar el país en una camioneta para ir a ver a su única hija.

Las chicas del calendario (2003)

Las chicas del calendario, del director Nigel Cole, es una película basada en la historia real de un grupo de mujeres británicas que se fotografiaron desnudas para un calendario en beneficio de la lucha contra la leucemia. El coraje de este grupo de mujeres convirtió esta historia local de un pueblo de Inglaterra en un evento mediático internacional y sirvió de inspiración para muchos actos de captación de fondos de todo el mundo. La película cuenta un acontecimiento vital, como es la viudedad de una de sus protagonistas y decide emprender un proyecto para recaudar fondos contra la enfermedad. Su plan: publicar un calendario con fotos de las mujeres del instituto de la mujer.

Elsa Y fred (2005)

Como en el caso anterior, Elsa Y Fred, de Marcos Carnevale muestra de forma positiva las relaciones afectivas en la etapa de la vejez. Comedia dramática, protagonizada por China Zorrilla, Manuel Alexandre, Blanca Portillo y Roberto Carnaghi, emociona con el surgimiento del amor en los últimos meses de la vida de su protagonista

Gran Torino (2008)

Un buen ejemplo de mentorización o transmisión de enseñanzas o la idea de solidaridad y amistad entre distintas generaciones, es sin duda la película de Gran Torino de Clint Eastwood. Un Veterano de la guerra de Corea, jubilado y solo, se defiende de unos hijos que quieren que ingrese en una residencia y de una nieta que desea quedarse con su vehículo, el Gran Torino. Es inflexible y cascarrabias, y le cuesta trabajo aceptar la llegada de inmigrantes asiáticos a su barrio, sin embargo, se adapta y sorprende con su compromiso.

UP (2009) Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios

En la película UP, Carl es una persona solitaria que se ve envuelta repentinamente en una aventura, en la que escapa de su rutinario estilo de vida. A través de la ficción y de una manera simpática y divertida, Up envuelve de esperanza, ilusiones y sobretodo, de sueños. Una película de animación y aventuras producida por Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios, dirigida por Pete Docter, que nos muestra conceptos como la amistad intergeneracional, el duelo y la viudedad.

Tres veces 20 años (2011)

Como la mayor parte de las parejas de 60 años del siglo XXI, los protagonistas de Tres veces 20 años de la directora de cine, Julie Gavras, son personas muy activas. Compaginan hijos, nietos, trabajo y amigos con las penas y alegrías de la vida de casados. Hasta que un día descubren, con gran sorpresa, que ya han entrado en el colectivo que llaman de la tercera edad. Y reaccionan ante esta realidad de forma muy diferente. Una película que refleja de forma positiva las reacciones afectivo-sexuales en la etapa de la vejez.

Carmina o revienta (2012)

Carmina es el retrato de una señora de 58 años que regenta una venta en Sevilla. Tras sufrir varios robos inventa una original manera de recuperar el dinero para sacar a su familia adelante. Mientras espera el desenlace de su plan, reflexiona en la cocina de su casa sobre su vida, obra y milagros. Carmina o revienta, dirigida por Paco León, es el reflejo de una mujer empoderada en un entorno hostil, un reflejo de la sociedad, y el papel que tiene las madres en él, sobretodo teniendo cuando se ven afectadas por una crisis económica.

La Juventud (2015) de Paolo Sorrentino

Nada impide ser joven aunque se tengan 80 años. Es el mensaje del cineasta italiano Paolo Sorrentino en La Juventud, una oda a la vida y al paso del tiempo.

miércoles, 11 de julio de 2018

¿Qué es ser persona mayor en la sociedad actual?



Txema Odriozola
Publicado por Gizadiberi
Queremos mirarlo desde un aspecto positivo. El objetivo de nuestro colectivo es extender la calidad, la productividad y esperanza de vida a edades avanzadas. (Cada año mejora). Además de seguir siendo activo/a físicamente, es importante permanecer activo/a social y mentalmente, participando en actividades recreativas, de voluntariado o remuneradas, culturales, sociales, y educativas. El envejecimiento activo se sitúa en la base del reconocimiento de los derechos de las personas mayores de independencia, participación, dignidad, atención y auto-desarrollo. Así, desde esta perspectiva, los determinantes del envejecimiento activo serían: económicos, sociales, físicos, de servicios sociales y de salud, personales (psicológicos y biológicos) y comportamentales (estilos de vida).
¿Cómo lo vivo? Soy una persona de 77 años mayor por tanto, que lleva doce años trabajando en un proyecto social de voluntariado dedicado al mundo de los mayores, y viviendo y oyendo, como es lógico toda serie de comentarios, como algunos estereotipos negativos que la verdad me duelen, pensando en el esfuerzo y trabajo que hacen las Asociaciones de mayores. De ello hablaré en primer lugar.
Las personas mayores nos enfrentamos a menudo con actitudes negativas y discriminación por motivos de edad, en particular en el acceso al cuidado de la salud, empleo, bienes y servicios, la información y la educación, el transporte, la vivienda, y el acceso a los servicios financieros.
Señalan algunas fuentes de información que los mayores costamos mucho a la Sociedad, que gastamos mucho en salud en Osakidetza, (es cierto sólo en el último año de vida). que hacemos muchos ingresos en hospitales, que pedimos muchas prótesis de cadera y rodilla, que hacer más residencias para mayores es muy caro, que el IMSERSO invierte en viajes, balnearios, estancias en Benidorm, dinero de los impuestos etc., en definitiva nos señalan como un peso para la economía
En conjunto hay un sector de los medios de comunicación que nos quiere hacer aparecer como una carga para la sociedad. Se olvidan que la sociedad que ahora tenemos tan avanzada, tecnificada con grandes adelantos de todas las ciencias, en particular, las de la salud (envejecimiento y aumento expectativa de vida), se las deben a lo que las personas mayores y a sus antecesores han construido, que ahora critican como un lastre.
El envejecimiento demográfico es frecuentemente percibido negativamente y las personas de edad parecen una carga para la sociedad y para los presupuestos públicos, sin embargo yo creo y defiendo que es una oportunidad. Esta imagen negativa no hace justicia a la enorme contribución de las personas mayores a la sociedad. Mayores que han pasado por varios periodos de guerras mundiales o civil, con crisis económicas, todo ello como trabajadores, contribuyentes, voluntarios, cuidadores informales y consumidores.
Un 70% de la población mayor de 75 años se mantiene en forma y activo, ¿qué ocurriría en las familias si dejaran de aportar sus ayudas económicas sobre todo donde existe paro, si no dieran sus cuidados a otros mayores o sus nietos (los cuidados informales familiares son los 2/3 de las horas totales, lo cual es impagable), dando cohesión a la familia, ¿qué ocurriría? si estos no acompañaran a otros mayores en su soledad. Somos la economía de plata por nuestro consumo además.
La función de la federación que presido, es representar a las asociaciones de mayores de Euskadi asociadas a Federpen en los tres territorios, con 245 Centros asociados y 118500 socios de cuota. Pertenecemos a la mayor Asociación europea de mayores AGE, (40 millones de personas mayores asociadas), estamos en la mesa de dialogo civil de Euskadi (dialogo con responsables de áreas del gobierno vasco), somos miembros de Sareen Sarea del tercer sector con otras 14 redes sociales de ámbito autonómico (que a su vez preside la mesa de dialogo civil), también miembro del consejo vasco de servicios sociales, miembro del Consejo Estatal de personas mayores en representación del gobierno, miembro del consejo vasco sociosanitario y del consejo de cronicidad, pertenecemos al Consejo de Accesibilidad de G V, estamos en la plataforma estatal de personas mayores, etc, es decir estamos presentes en todas las instituciones para debatir sobre los temas que afectan a las personas mayores. Por último, diremos que hemos trabajado en el grupo Gobernantza + 65, aportando propuestas para un órgano transversal de gobierno ya que nuestra problemática la tratan diversos departamentos del Gobierno Vasco.
El envejecimiento demográfico, los rápidos cambios tecnológicos y la rápida digitalización, y otros acontecimientos sociales están cambiando nuestras sociedades de manera fundamental. Una evaluación completa y una reelaboración de nuestro marco de política económica y social son necesarios para que nuestro modelo social de Euskadi sea sostenible y equitativo para todas las generaciones. Pensemos que dentro de 20 años seremos los mayores de 65 años un 30% de la población, con un descenso de natalidad progresivo. ¿Está en peligro el equilibrio? Habrá que adecuar muchos programas de contenido social se piensa.
Un objetivo clave de las asociaciones de mayores es promover los derechos humanos de las personas mayores a nivel internacional y de la UE, y su respeto en Euskadi, para luchar contra todas las barreras que impiden a los mayores participar plenamente en la sociedad, incluso cuando pierden todo o parte de su autonomía personal, y protegerlos adecuadamente del abandono, el maltrato y la violación de sus derechos, para que todos puedan vivir y envejecer con dignidad. Por ello, es necesario intensificar las estrategias de envejecimiento activo.
Hay que trabajar para lograr políticas que apoyen un "crecimiento inclusivo", prestando la debida atención a la necesidad de asegurar el envejecimiento de la población en Europa para que todos puedan vivir con dignidad y edad según se estipula en el artículo 25 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea

jueves, 28 de junio de 2018

Por qué se envejece



Por qué se envejece
Publicado por Eroski consumer

El proceso de envejecimiento es inherente a la condición humana, por lo que lo que lo aconsejable, aunque no siempre resulte fácil, es asumirlo con naturalidad. No podemos evitar que cada día que pase seamos más viejos que el anterior, pero sí que el miedo, la tristeza o la apatía marque esa etapa de nuestra vida y de la de nuestros seres queridos.
En nuestros días envejecimiento significa achaques, dolores, problemas, dependencia, soledad..., pero no siempre ha sido así y no tiene por qué ser así. El mejor punto de partida para cambiar esta visión se encuentra en una pregunta: ¿cómo queremos vivir la vejez? No es frecuente que este interrogante surja en una persona joven o de mediana edad. Ahí radica uno de los problemas que surge ante esta etapa de la vida. Se obvia y se ve como algo lejano y ajeno a nosotros, que no nos afecta, cuando lo cierto es que mañana seremos nosotros los que viviremos la realidad en la que hoy se encuentran nuestros mayores.
La vejez es un destino que nos afecta a todos, por lo que la labor que hagamos por nuestros mayores significará trabajo para nosotros mismos. El envejecimiento no es algo estático, rígido, sino dinámico, cambiante, es decir, el que se vive ahora no será el mismo del de la siguiente generación, como tampoco es igual al de la generación anterior. Si echamos la vista atrás vemos que la vida de nuestros abuelos no es igual que la de nuestros padres o la de nuestros hijos. Por ello la vejez no es ni será la misma. Será diferente en cada generación, al igual que es diferente la sociedad en la que te toca vivir.
No debemos olvidar que no hay cambios ni mejoras si nadie se implica. De nosotros depende la transformación de la imagen del envejecimiento. El primer paso es intentar comprender las necesidades de los mayores, sus miedos... siempre desde el respeto a unos valores que pueden ser diferentes a los nuestros. El segundo se basa en mejorar su atención porque si aprendemos a cuidar a nuestros mayores aprendemos a cuidar de nosotros mismos. En esta labor es esencial evitar lo más temido por la persona mayor, la dependencia. Por último, hay que insistir con los medios a nuestro alcance para que los gobiernos, los bancos, los servicios sanitarios y sociales, los más jóvenes, las ONG, la publicidad... en definitiva, la sociedad en la que vivimos, aprenda a valorar el envejecimiento, respete y no relegue a un sector de la población que en breve estará constituido por los que en estos momentos marcan las leyes, los comportamientos, el reparto de bienes y las decisiones.
Hay muchas formas de envejecer. Se puede envejecer de forma acelerada, con el objetivo de ganar "años a la vida" y con el riesgo de un alto grado de dependencia, o bien se puede envejecer a un ritmo normal, con la meta de dar "vida a los años" y con un bajo grado de dependencia que se centraría en la última etapa. Con seguridad todo el mundo prefiere este segundo tipo de envejecimiento.
Este tipo de envejecimiento es posible en la actualidad. Se conoce con el nombre de envejecimiento saludable o envejecimiento activo y numerosos estudios avalan sus resultados de menor dependencia tanto física como mental (menor deterioro cognitivo, afectivo y social). Envejecimiento no es sinónimo de enfermedad, de dolor, de necesidad de ayuda de una o más personas, de demencia... Todo ello es sinónimo de un mal envejecimiento. Envejecer con salud, pese a lo que en principio se puede pensar, no requiere una gran cantidad de dinero y está al alcance de todos. Si sabemos cómo envejecemos, podremos mejorar nuestro envejecimiento.

jueves, 14 de junio de 2018

La edad de las personas



La edad de las personas
Publicado por Eroski consumer

Todos los seres vivos envejecen, todos siguen un proceso por el que se nace, se crece, se madura, se envejece y se muere. En este sentido, el universo es igualitario, pero no equitativo. En la naturaleza encontramos unas vidas que no alcanzan las 24 horas, en el caso de algunos protozoos unicelulares, y otras que llegan a los 129 años, por ejemplo la tortuga de Carolina.
El ser humano se halla entre los más longevos. Su máximo de vida de especie, marcado genéticamente, está situado alrededor de los 120 años. Pocos han sido los que han llegado a estas edades, pero los que lo han logrado han vivido en buenas condiciones casi hasta los últimos días.
Se habla de diferentes tipos de edades:
La edad cronológica: es la edad que se determina por la fecha de nacimiento.
La edad biológica: es la edad en relación con el grado de envejecimiento. No existe en la actualidad ninguna prueba capaz de determinar la edad biológica de una persona. Pero es evidente que unas personas envejecen con más rapidez que otras. Esta edad es quizás la que más se acerca a la verdadera edad de la persona.
La edad psicológica: es la determinada por los rasgos psicológicos de cada grupo de edad. Sin duda alguna, este concepto de edad es uno de los más importantes, puesto que una persona es mayor si se siente mayor. Cada edad tiene su rasgo psicológico determinado, por lo que sería un grave error pretender que una persona de 80 años pensara como uno de 40 o uno de 20. Lo que sí resultaría acertado y posible sería la eliminación de los rasgos psicológicos negativos que no deben de asociarse a la edad.
La edad social: es la edad marcada por circunstancias económicas, laborales y familiares. De este modo, la jubilación marca una edad social por pertenencia a un grupo social con importantes cambios en diferentes aspectos (laboral, económico y de recursos).
La existencia de una correlación entre estas cuatro edades es lo habitual. ¿Cuál de ellas es la más importante? Las personas mayores, cuando se les pregunta por ellas y por su relevancia, sitúan a la edad cronológica como la menos importante. Lo fundamental no es tener 85 años, sino sentirse de acuerdo con su edad, con su salud, con su rol social. Al conjunto de las edades biológica, psicológica y social se le conoce con el nombre de edad funcional, es decir, edades en que la persona es capaz de realizar una vida autónoma (mantiene su capacidad de decisión) e independiente (no necesita de una persona para realizar las actividades básicas, de relación y sociales de la vida diaria). En el momento actual cabe la opción de influir de forma positiva o negativa en esta suma de edades. La excepción se encuentra en la edad cronológica, la única que no podemos modificar.
La marca genética más la acumulación-producción de radicales libres según nuestro modo de vida, son los que determinarán nuestra longevidad, y, sobre todo, el modo de envejecer, es decir, la manera en la que se viven esos años

jueves, 31 de mayo de 2018

Siete estrategias de comunicación para crear tu propio camino de envejecimiento exitoso




Publicado en QMayor Magazine
Desde la Universidad de Massey, Craig Fowler y sus colegas (2015) propusieron que la clave para un buen envejecimiento, es ser capaz de crear tu propio entorno de envejecimiento. Fowler y su equipo propusieron el CEMSA como una manera de entender cómo podemos luchar contra los estereotipos que pueden acelerar el proceso de envejecimiento y nos impiden la realización de nuestro potencial al máximo durante toda la vida.
De acuerdo con el Modelo CEMSA, hacer frente al proceso de envejecimiento es una cuestión de “afrontamiento proactivo”, en la que creamos los entornos en los que podemos envejecer con mayor éxito. El modelo comienza con la afirmación de que nadie está seguro de cómo va a hacer frente al proceso de envejecimiento. Esta incertidumbre estimula tanto las emociones negativas como las positivas y también nos lleva a adoptar estrategias de comunicación en las que crear “espacios del envejecimiento” o ecologías dentro de las cuales podemos envejecer con o sin éxito.
El equipo de Fowler et al. identificó 7 estrategias de comunicación posibles que pueden crear la ecología más positiva en el que envejecer. Veamos brevemente cada una de ellas:
  1. Expresar optimismo sobre el proceso de envejecimiento: En la actualidad existe evidencia sólida de investigación que muestra que una actitud optimista sobre el envejecimiento puede contribuir realmente a vivir más tiempo. Gran parte de ella sobre la base de la Universidad de Yale, Becca Levy descubrió una menor mortalidad entre los adultos mayores que tenían una visión más positiva sobre sí mismos y sus perspectivas a medida que envejecían.
  2. Evitar la tendencia a la auto-categorizarse como viejo, o atribuir tu comportamiento a la vejez: Este es el famoso “momento senior”, en el que culpas al envejecimiento por cualquier error o pérdida de memoria que podrían pasar a cualquiera. Esto no sólo hacer que, quizás prematuramente, te etiquetes a ti mismo como viejo, pero puede conducir a otros a tratarte de forma negativa, lo que refuerza su tendencia a tratarte de manera condescendiente.
  3. No categorizar ni burlarse de los demás por su edad: ¿Alguna vez has enviado una tarjeta de felicitación edadista? Sin darte cuenta, hay una buena probabilidad de que esos mejores deseos de felicitación que envistaste, en un esfuerzo de tener sentido del humor, en realidad reforzasen los estereotipos negativos en ti mismo y en la persona a la que felicitabas. Incluso los adultos jóvenes que envían estas tarjetas pueden empezar a construir expectativas negativas para ellos mismos y para lo que imaginan que serán sus últimos años.
  4. Planea tus futuras necesidades de atención: No tengas miedo de pensar y prepararte para los cambios que podrían afectar tu vida a medida que envejeces. Esto puede parecer contrario a la idea de optimismo, pero, sin embargo, al estar dispuestos a enfrentar la realidad, serás capaz de aprovechar más eficazmente el afrontamiento proactivo. Un corolario de esto es que estés dispuesto a hablar con otras personas acerca de tu futuro. No sólo muestra que estás bien con el envejecimiento (un buen mensaje contra la discriminación por edad), pero también te ayuda a comunicarte con ellos acerca de tus preferencias por los cuidados que puedas necesitar.
  5. Utilizar las tecnologías de comunicación emergentes: ¿Cuántas veces has escuchado a una persona de mediana edad o mayor quejarse de los horrores de la tecnología? ¿Que serían más felices con un teléfono de concha que con un teléfono inteligente? Se sientan de esta manera o no, y lo más probable es que no lo hagan (teniendo en cuenta el número de adultos mayores utilizan Internet y los medios de comunicación social), el hecho de mostrar esta posición, les hace ganarse una mala prensa. Ellos también transmiten a los demás que son demasiado antiguos para subir a bordo de las nuevas tendencias, y así refuerzan la opinión edadista que otros tienen hacia ellos.
  6. Afrontar la discriminación por edad: Es casi inevitable que vas a ser objeto de alguna forma de discriminación por edad a medida que envejeces. ¿Cómo vas a manejar la situación? De acuerdo con el CEMSA, no tienes que atacar a los que suavemente (o no tan suavemente) se burlan de tu edad, pero puedes ayudar a otros a ver la locura de sus formas. También puedes manejar tus propios sentimientos acerca de ser sometido a la discriminación por edad, al reconocer que, a pesar de que te irritan, estos mensajes no tienen que definirte.
  7. Resistirse a ceder a los intentos de dejarse llevar por los vendedores ambulantes de productos anti-edad: Si no estás satisfecho con la idea de envejecer, podrás ser mucho más vulnerable a los anunciantes que tratan de influir en ti para invertir tu dinero duramente ganado en las caras pociones mágicas de la eterna juventud. Habrá que aceptar los efectos del envejecimiento sin llegar a ser abatido.

martes, 15 de mayo de 2018

Ser Mayor en la Sociedad Actual



Ismael Arnaiz Markaida
Publicado en Deia
2 de noviembre de 2014
Cada vez somos más los que formamos parte de ese colectivo conocido como “los mayores”, y ante esta realidad es inevitable hacernos varias pregunta: ¿qué es ser mayor en la sociedad actual? ¿Somos un colectivo homogéneo, con iguales necesidades y capacidades? ¿Los “mayores” del siglo XXI, somos iguales que los mayores de hace cincuenta o más años? Y por último, otra pregunta fundamental: ¿el colectivo de personas mayores somos un problema o una oportunidad?
Y es que, si se nos ve como miembros pasivos de la sociedad, que no producimos pero si consumimos, como demandantes compulsivos de los servicios de salud, o como una carga para los presupuestos del Estado, la imagen de los mayores y del envejecimiento, será negativa.. En definitiva, nos verán como un PROBLEMA que los gobiernos tienen la obligación de resolver, en “beneficio del bien común”.
Y esto es peligroso, ya que, desde un punto de vista puramente economicista, alguien podría pensar que la solución pasa por frenar o reducir el incremento de la Esperanza de Vida, estableciendo algún tipo de discriminación por motivos de edad en los servicios de salud, recortando más las pensiones para que perdamos calidad de vida, y quien sabe si hasta pueden pensar en la eutanasia.
Como ninguna de estas soluciones serían aceptables en una sociedad moderna, democrática y respetuosa con los Derechos Humanos, la solución que ya se propuso en 1982, en la I Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, es la de crear las condiciones sociales, políticas y económicas necesarias, para que el envejecimiento del conjunto de la sociedad pueda ser una OPORTUNIDAD, en lugar de ser un PROBLEMA.
Por eso, en aquella primera Asamblea, y en la segunda que se celebró en Madrid en 2002, se establecieron líneas de actuación para hacer posible que la etapa del envejecimiento que vivimos las llamadas las Personas Mayores, sea SALUDABLE para nosotros, y al mismo tiempo RENTABLE para el conjunto de la Sociedad en la que envejecemos
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su documento “ENVEJECIMIENTO ACTIVO UN MARCO POLÍTICO” (2001), propone un modelo, una forma de vivir y gestionar el envejecimiento, soportado en tres pilares básicos: SALUD, DIGNIDAD y PARTICIPACIÓN SOCIAL, teniendo en cuenta los determinantes del envejecimiento en cada lugar y el respeto a los Principio de Naciones Unidas a favor de las Personas Mayores (1991)
Este modelo de Envejecimiento Activo necesita de un cambio profundo en las propias personas mayores, y en quienes tienen responsabilidades políticas, sobre esta materia, en las Instituciones Públicas, ya que, para promover el Envejecimiento Activo, es necesario complementar las políticas basadas, casi exclusivamente, en la prestación de servicios a las Personas Mayores para que estemos descansadas, distraídas y ocupemos el “tiempo libre”, con otras políticas activas que permitan aprovechar, en beneficio del conjunto de la sociedad, el “capital social y cultural” que poseemos, pasando del “hacer para” al “hacer con”, de forma que las propias personas mayores participemos activamente, y no sólo “tomemos parte” en aquello que nos ofrecen.
Por lo tanto, “los mayores” en la Sociedad actual, no somos un PROBLEMA, sino una OPORTUNIDAD. El secreto consiste en envejecer con SALUD, DIGNIDAD y PARTICIPACIÓN SOCIAL, o dicho de otra manera, en un envejecimiento “saludable” para la persona que envejece y “rentable” para la sociedad en la que envejece

viernes, 20 de abril de 2018

Morir dignamente


Andrés López
Socio de Hartu-Emanak

Esta mañana he conocido la muerte de D. Luis Montes. Era el presidente de la Asociación “Derecho a morir dignamente” y desde aquí quiero presentar mi respeto y reconocimiento, así como mi agradecimiento a su labor.
DMD es una asociación sin ánimo de lucro, registrada en el Ministerio del Interior con los siguientes fines:
Promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla.
Defender, de modo especial, el derecho de los enfermos terminales e irreversibles a morir sin sufrimientos, si este es su deseo expreso.”
Habrá en HartuEmanak muchos que piensen que ese no es el camino, que estén de acuerdo con quienes allá por los primeros años de este siglo lo tacharon de asesino, aunque luego fuera absuelto de cualquier mala praxis médica con sus pacientes terminales, a los que ayudó a morir dignamente.
Aún así muchos, en vuestro pleno derecho, no estaréis de acuerdo con aquello que defiende. Pero, a pocas fechas de un Encuentro Intergeneracional dedicado a la pedagogía de la muerte, no puedo menos que plantearme alguna pregunta de este pelaje: si llego a necesitarlo, ¿podré disponer libremente de un suicidio asistido?

lunes, 16 de abril de 2018

¿Qué quieres ser de mayor?



Ismael Arnaiz Markaida
Publicado en DEIA
3 septiembre 2017
El día 1 de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores, y eso me ha hecho recordar que, cuando era niño y también de joven, muchas veces me preguntaron: ¿Qué quieres ser de mayor? No recuerdo lo que contestaba. Han pasado muchos años de aquello. Es posible que ni supiera contestarla. Me quedaba muy lejos eso de “ser mayor”. Lo curioso es que, ahora que ya “soy mayor”, nadie me pregunta lo que quiero ser, y en cambio, todos me dicen lo que tengo que ser. Unos me dicen que soy un jubilado, un pensionista. Sí, de esos que estamos vaciando la “hucha de las pensiones”. Otros, peor intencionados, me dicen que soy de la tercera edad, que soy viejo o, incluso, anciano.
También hay quien se atreve a decirme lo que tengo que hacer: cuidar a los nietos, pasear, viajar, descansar, bailar, jugar a las cartas... Pues sí, efectivamente, puedo hacer todas esas cosas, pero además, yo les digo que sigo siendo un ciudadano con todos los derechos y obligaciones. Que quiero seguir participando activamente en la sociedad en la que vivo, porque esos, los derechos y las obligaciones, no caducan con la edad. Y estoy seguro de que hay muchos “mayores” que piensan como yo. Así es que menos decir lo que somos y lo que tenemos que hacer cuando somos mayores, y más reconocer nuestros conocimientos, experiencias, valores, etc. y permitir que los pongamos al servicio de la sociedad.

miércoles, 4 de abril de 2018

Los programas intergeneracionales



Solidaridad intergeneracional
y cohesión social
publicación de Hartu emanak

Desde mediados de la década de los noventa (del siglo pasado), Naciones Unidas viene formulando la necesidad de construir una “sociedad para todas las edades”, y son muchas las opiniones que consideran que si aumentamos y organizamos de modo adecuado las oportunidades que las personas de una generación pueden tener para relacionarse con personas de otras generaciones, se puede conseguir que un mayor número de esas personas decidan aprovechar la ocasión y practicar más la interacción intergeneracional.
Asumida esta opinión, es fácil considerar que cuantas más relaciones entre las generaciones se produzcan, más cerca estaremos de eliminar alguna de las barreras que impiden, hoy por hoy, que nuestras sociedades sean realmente “para todas las edades”.
En una encuesta realizada por el Observatorio de Mayores del INSERSO, se vio, entre otros aspectos relacionados con las actividades desarrolladas por las personas mayores, que el estar con niños o con jóvenes tan sólo era la décima actividad más frecuente de las personas mayores encuestadas.
Este dato nos plantea una pregunta: ¿el contacto entre generaciones no es mayor porque no se ofrecen más oportunidades para ello o porque las oportunidades existentes no son suficientemente atractivas?
Profundizando más en el tema, nos podemos preguntar: ¿es posible pensar en implantar una “sociedad para todas las edades” en la que cada persona, como individuo tenga sus derechos garantizados pero, a la vez, no tenga facilidades para mantener relaciones cotidianas con otras personas de distintas edades? ¿nos conformamos con estar bien, o de lo que se trata es de poder estar bien juntos?
Con el fin de dar respuestas adecuadas a estas preguntas, en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002, se reconoció que “es necesario fortalecer la solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo presente las necesidades particulares de los más mayores y los más jóvenes, y alentar las relaciones solidarias entre generaciones”. Y una forma de conseguirlo, también según Naciones Unidas, “es apoyando las actividades tradicionales y no tradicionales de asistencia mutua intergeneracional dentro de la familia, la vecindad y la comunidad, aplicando una clara perspectiva de género”.
El distanciamiento y el enfrentamiento entre las distintas generaciones está en el origen de los Programas Intergeneracionales (en adelante PI), que comenzaron a desarrollarse en Estados Unidos hace cuatro décadas. Hasta la fecha, estos programas han demostrado, dentro y fuera de Norteamérica, que pueden ayudar a eliminar, o al menos a disminuir, las barreras que dificultan el contacto y las relaciones intergeneracionales, y facilitar el objetivo marcado por Naciones Unidas: “construir una sociedad para todas las edades”. Ahora bien, como defiende Generations United, organización que promueve y defiende los PI en Estados Unidos, éstos no deben ser algo bonito sino algo necesario y efectivo. Incluso se puede decir más: deben ser algo diseñado, programado y desarrollado, con la participación de personas de distintas generaciones, para su beneficio mutuo y del conjunto de la sociedad.
De todo lo anterior se desprende que el fin último de los PI, es la construcción de una sociedad para todas las edades, propuesta por Naciones Unidas no sólo como un concepto, sino también como un ideal, una meta y el argumento principal de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002.

domingo, 18 de marzo de 2018

Los estereotipos de las personas mayores y del envejecimiento



Sacramento Pinazo Hernandis
V jornadas
Mitos y realidades de las Personas Mayores
Bilbao, 22 al 24 de noviembre de 2005

Nuestra percepción de las personas mayores tiene un carácter multidimensional. Existen muchas maneras de envejecer y la idea negativa que se tiene de las personas mayores como personas pasivas, inútiles e incapaces de ejercer responsabilidades no se en ningún fundamento científico, al igual que ocurre con ciertas capacidades intelectuales o sus habilidades de relación con los demás. La imagen actual de las personas mayores, además, se construye sobre una confusión de mitos y realidades; por ello, precisar qué es la vejez se convierte en una tarea difícil.
La mayor parte de los trabajos realizados sobre los estereotipos sociales resaltan la inexactitud de la información que está contenida en ellos ya que por su mediación se infieren idénticas cualidades a todos los miembros del grupo, son homogeneizadores.
La imagen que tenemos de las personas mayores tiene, además, una profunda carga de subjetividad pues varía de tiempo en tiempo y de cultura en cultura. En suma, está ligada al momento y al contexto en el que vivimos; no existe una concepción única de la vejez sino que se trata de diferentes imágenes variadas y variables que evolucionan y se modifican en función de los factores y creencias que manejamos en su formación. La vejez, más que entenderse como un fenómeno biológico, debe entenderse como un fenómeno social: la vejez es una construcción cultural multidimensional. A lo largo de la historia la categoría ‘ancianos’ y sus fronteras ha sido frecuentemente redefinida. En otras épocas –la gerontocracia de la Grecia Clásica–, o en otras sociedades –China–, alcanzar el grado de vejez significaba conseguir el estatus máximo, gozando de un gran respeto, consideración y reconocimiento de toda la comunidad. En las sociedades industrializadas –debido al valor otorgado al trabajo, a la productividad y al conocimiento de los avances tecnológicos–, las personas al jubilarse pierden estatus y prestigio social. Esta situación no afecta negativamente a la mayoría de ellas, pero asumir su condición de ‘personas viejas’ les resulta difícil y tienden a rechazar cualquier etiqueta que pueda estigmatizarles. Para ello, tratan en muchos casos de no identificarse y de no ser identificadas como ancianas, a veces evitando utilizar elementos simbólicos del lenguaje –la denominación de ‘viejos’–, en su aspecto físico –canas, calvicie, arrugas, colores oscuros en sus vestidos–, o portar ciertos objetos como el bastón.
Al hablar de imagen social de la vejez nos estamos refiriendo tanto a las actitudes que tienen los demás hacia las personas mayores (estereotipos, prejuicios, conducta discriminatoria) como a la autoimagen.
Porque todas estas imágenes están estrechamente relacionadas hasta el punto de llegar a ser dependientes entre sí. Jose Luis Pinillos ha afirmado con respecto a la imagen que las personas mayores tienen de sí mismos que: ‘Uno acaba por ser lo que cree que es, y lo que cree que es depende muchas veces de lo que dicen que es, de lo que los demás están diciendo que es’ (Pinillos et al., 1994). Las personas mayores como grupo, víctimas de una discriminación que queda legitimada por el estereotipo, internalizan estas imágenes, afectando así a su autoestima y a su bienestar; o bien, elaboran otro tipo de defensas replegándose sobre sí mismos, lo cual les puede conducir al aislamiento social y a la pasividad, actuando como profecía autocumplida; o bien se vuelven inseguros, asumiendo el rol que se espera de ellos, transformándose en ciudadanos pasivos; o incluso pueden aferrarse al pasado como una manera de preservar sus valores intactos o sus recuerdos de tiempos mejores.
Esta afirmación señala la importancia que tiene para la persona mayor la imagen de la vejez que la sociedad, de forma genérica, y las personas que le rodean, de forma particular, proyectan sobre él. Pero además, la imagen social creada sobre la vejez tendrá una influencia determinante sobre las actitudes y comportamientos de todos aquellos que de una forma u otra van a trabajar atendiendo las necesidades de los mayores, como es el caso de los gerontólogos, geriatras…: de cómo les traten (como personas con mucha experiencia que transmitir y mucho que enseñar o como carga social); o de cómo les hablen (como personas adultas que son o como si fuesen niños a los que hay que hablar con habla infantil o habla simplificada). A esta concepción negativa de la vejez, cuando va acompañada de conductas discriminatorias hacia las personas mayores se le ha dado el nombre de edadismo o viejismo (ageism), y se relaciona directamente con los juicios negativos y la discriminación social hacia las personas mayores simplemente por su edad (Sánchez, 2005). Algunos autores han equiparado este fenómeno, por su importancia y frecuencia, con el racismo y el sexismo, una de las formas más sutiles y eficaces de influir en la manera en la que se perciben los mayores a sí mismos y en su percepción de lo que los otros esperan de ellos, independientemente de sus propios deseos y necesidades. Todo esto provoca sufrimiento e insatisfacción a muchas personas al coartarles oportunidades e iniciativas, pensando algo así como: ‘Pero cómo se me ocurre, a un viejo como yo...’.
La imagen social de las personas mayores no es un concepto inocente ni fortuito sino un concepto clave del tratamiento que las personas y la propia sociedad dan a los ancianos, de las políticas sociales diseñadas para los mayores, y del comportamiento y de las expectativas que los ancianos tienen de sí mismos. Es necesario acercarse a la realidad, analizar los estereotipos negativos y los falsos mitos que se han creado sobre las personas mayores, y conocerles más a fondo para ir modificando las actitudes y comportamientos erróneos que se tienen hacia ellos.

lunes, 5 de marzo de 2018

Las personas mayores como protagonistas de la dinámica social



Parte de la síntesis del trabajo realizado por
alumnado de Educación Social en las
I Jornadas de sensibilización para
una acción social transformadora
de y con las personas mayores
Bilbao, 4 al 6 de Noviembre de 2003

Las personas mayores forman un colectivo muy amplio, con características diferentes, pero con un elemento común, que es su experiencia y los saberes construidos a lo largo de mayores, dice con vigor una persona en una de los grupos de trabajo. Entonces, una sociedad como la actual donde el conocimiento es el valor principal no puede permitirse el lujo de despreciar y no incorporar toda esa sabiduría conseguida a fuerza de vaivenes, de alegrías, de relaciones, de “tortazos”, en fin, de vivir. Es un legado que está ahí, de toda la humanidad.
Pero, se ha de empezar quizás por uno mismo, por creer que es posible, que podemos seguir contribuyendo a mejorar la calidad del mundo. Recogemos un testimonio que encierra en sí ese pensamiento: La actitud de las personas ante lo que somos capaces de su vida. Esta afirmación, aunque escueta, encierra en sí numerosas verdades y matices.
Desde el momento que traemos a colación saberes y experiencia hablamos de riqueza cultural. Creemos que tenemos mucho que aportar a la sociedad y que es importante que nuestras voces se escuchen en todos los foros, no solo en los relacionados con las personas aportar es muy importante. Debemos saber valorarnos como personas. Somos personas con inquietudes y tenemos mucho que aportar.
Y, para ello, nos damos cuenta que es importante precisamente la historia de vida que hemos tenido, el tipo de compromisos que hemos adoptado en otras épocas de nuestra vida y los que estamos dispuestos a asumir.
Las personas mayores cuentan con capacidad de decisión, saben lo que quieren y, básicamente, lo que quieren es que sus voces se escuchen para construir junto con otros colectivos una sociedad mejor. La edad nunca debe ser la excusa ni una limitación, sino todo lo contrario, es una oportunidad para decidir qué hacer, cómo y por qué hacerlo. La recuperación de estas voces, su incorporación en el hacer social es una tarea urgente en la que los auténticos protagonistas son precisamente las personas mayores.
Un teórico escribió en algún lugar que estamos ante la “revolución de las canas” que conduzca a las personas mayores “más allá” de lo instituido y programado para ellas, “más allá” de foros como los Consejos de mayores, porque en el fondo y en la forma los mayores tienen y sienten un compromiso con la sociedad en su conjunto, con todas las problemáticas que afectan a nuestras vidas por lo que quieren aportar su voz a cuantas plataformas sociales existan, puesto que éstas son representativas de las temáticas que a los humanos nos preocupan: los jóvenes, la marginación, la vivienda… y, un sinfín, de problemas que hemos de afrontar entre todos y todas porque estamos afectados por ellos y relacionados con los mismos.

martes, 20 de febrero de 2018

La huella generacional




Santiago Cambero Rivero
Profesor asociado
Departamento de Dirección de Empresa y Sociología
Universidad de Extremadura.

La European Foundation for the Improvement of Living and Working Conditions, en su anuario de 2011, apuntaba que en las próximas dos décadas, aumentará el promedio de edad de la población activa y disminuirá el número de hombres y mujeres en edad laboral, por lo que habrá que encontrar la fórmulas de desarrollo de las aptitudes y la empleabilidad de los trabajadores de más edad, manteniendo al mismo tiempo la salud, la motivación y las capacidades de los trabajadores senescentes. Asimismo, señalaba que deberían tomarse medidas de lucha contra la discriminación por edad y los estereotipos negativos atribuidos a los trabajadores sénior y, sobre todo, deberían adaptarse las condiciones de trabajo y las oportunidades de empleo a una población activa de edad diversificada.
En este escenario socio-demográfico surge el concepto de “huella generacional”, que pondera el impacto organizativo de los procesos de intercambio de información y conocimiento entre las personas de distintas edades y generaciones que cooperan para la consecución de fines organizacionales. Es decir, personas de varias edades que coexisten e interactúan en espacios públicos o privados significativos, cuya meta común es la inclusión social de todas estas personas, sin discriminación alguna por motivos de género, capacidades o edades, en sociedades donde la solidaridad entre generaciones contribuye al mantenimiento de las condiciones de vida hacia el bienestar general.
En el ámbito de la empresa privada llevan algunos años implementando políticas de gestión de la edad que se inscriben en el marco de la gestión de la diversidad (religión, idiomas, culturas, sexo, diversidad funcional, etc.), por sus efectos positivos para todos los trabajadores en términos de relaciones entre generaciones y las ventajas para las empresas en cuanto a factores económicos, productividad y oferta de mano de obra. Quizá estos elementos ya estén presentes en ciertas empresas, especialmente de tipo familiar que son concebidas como un proyecto de vida de varias generaciones, pero hay otras organizaciones como el sector público o el Tercer Sector que no evidencian la práctica de procesos de intercambio de conocimiento entre las personas de diferentes edades o de optimización y retención del talento.
La huella generacional es un fenómeno de transmisión-recepción entre personas de distintas edades y generaciones de experiencias técnicas, procedimentales y actitudinales, relaciones institucionales, búsqueda de fondos o gestión de personas que añadan valor añadido al propio trabajo profesional. Este es el desafío de las organizaciones en los tiempos venideros si pretenden ser más eficaces con menores recursos económico-financieros públicos y privados.

sábado, 10 de febrero de 2018

El otoño de la vida



Alabanza a la Madurez
Un exhorto para disfrutar de los
mejores años de nuestra existencia
Francisco Arámburo Salas

¡Adiós a la Juventud!
Indudablemente la juventud es una edad dorada y recordada siempre con nostalgia. Es una breve época inolvidable, romántica, vibrante, emotiva y feliz.
Es una dichosa etapa creadora y vigorosa en la cual todo es fresco y novedoso, como una vaporosa nube en el firmamento con destellos de color de rosa. PERO....
...hay que reconocer que esa misma juventud tan alabada, tan cantada y suspirada, es también una época llena de luchas, de preocupaciones, de negros nubarrones, muchas veces de privaciones y nunca exenta de incertidumbres, celos, zozobras, competencias, temores, rivalidades y ansiedades.
Es como una regata en la cual hay que estar compitiendo constantemente para lograr un ansiado trofeo.
El gran cambio
Afortunadamente tanto en la naturaleza como en los seres humanos, “después de la tempestad viene la calma.” Y quizá lo mejor de la juventud... es que ya pasó. Es como una hoja que lleva suavemente la corriente
Lo cierto es que sin saber cuándo, ni poder definir con exactitud una edad determinada (para unos antes y para otros después), en cierto punto impreciso de la vida llega ese lapso en que todo aminora su marcha y se detiene, posándose suavemente, sin prisas, dentro de nosotros mismos.
El cauce se transforma en una corriente de paz que se mueve lentamente, casi sin sentirlo, hacia esa infinita grandeza, profunda e inconmensurable, que es el  final de todos los viajes y adonde van a parar todos los ríos: el mar
Esta etapa, queridos amigos, es la MADUREZ. ¡Pues que sea bienvenida!
Veamos: la madurez no es exactamente el mediodía de la vida, ni la tarde, ni la noche. Más bien yo diría que es ese impreciso momento que llega sigiloso con las primeras horas del día, abarcando esos instantes brumosos y volátiles que se disuelven poco a poco al ser tocados por los emergentes rayos del sol: LA MADRUGADA
Y algo extraordinario: Ahora no nos inquietan las modas ni los cambios que experimentan las nuevas generaciones, ni nos mortifican ni afectan las nuevas corrientes o costumbres, pues nosotros no estamos obligados a cambiar ni a iniciar nuevas modalidades.
Nuestra edad es ya ssuficiente justificación para mantenernos al margen, aunque sin desentendernos de lo básico y lo esencial.
Nosotros, mal que bien, por lo menos llegamos a la recta final. Y eso está como para celebrarlo. ¡Ya la hicimos!
Al llegar la madurez cesan las dudas y las incertidumbres. Ya no es necesario hacer tareas ni desvelarse estudiando, correr tras el autobús por las mañanas, presentar agobiantes exámenes, pasear a la novia o preocuparse por conseguir empleo.
Definitivamente lo que íbamos a ser, ya lo somos. Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a estas alturas. De eso no hay duda. ¿Entonces para qué preocuparnos?
Para los que “cruzamos la frontera” y estamos al otro lado, colocados sobre esta amplia, tranquila y bien ventilada terraza, ya no hay carreras, nerviosismos, competencias, prisas, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio está en el palco, no en el ruedo. O por lo menos, detrás de la barrera.
La edad de los impulsos arrebatados, pues, ya ha terminado. Atrás quedaron angustias, zozobras, indecisiones y dudas. ¡Y qué bueno! Si esta es la madurez... pues bienvenida madurez.
HOY es aquel futuro del cual estábamos tan temerosos AYER. Y ya ven, todo salió bien. Después de todo... ¡aquí estamos!
La conclusión entonces es que, como en la madurez ya no hacemos planes a largo plazo (ni debemos), es necesario que se empiecen a ver YA los resultados de todo aquello para lo que antes trabajamos, planeamos, ahorramos y nos preparamos a lo largo de la vida.
Ya no hay que seguir posponiendo más las cosas, ni hacer planes inalcanzables “para el futuro”, pues para nosotros, óiganlo bien...El futuro ya está aquí
¡El tiempo apremia!
De manera que ya no esperen más. Mientras gocen de relativa buena salud y puedan moverse fácilmente todavía; mientras puedan comer y beber de todo y disfrutar de los atractivos de la vida, aprovéchenlos. Abran ya sus botellas de coñac francés y usen sus vajillas de Bavaria y sus cubiertos de plata, pues ¿para cuándo los están guardando? Podría meterse un ladrón y vaciarles la casa, ¿y de qué les sirvió haber guardado todo por tanto tiempo? Que no tengamos que decir después  “Qué  temprano se nos hizo tarde”
Tampoco esperen ya ningún mañana brillante y glorioso, singular y perfecto. Si iban a comprarse “algún día” una lancha, una moto, una autocaravana, una cámara digital, una computadora, y pueden hacerlo (y les gusta), ¡pues cómprensela ya! Este es el momento preciso, no pierdan tiempo.
Y si estuvieron haciendo planes toda la vida para realizar algún viaje a Europa, a las Cataratas del Iguazú, a Hawaii, a Alaska, a China o a la  Patagonia, pues antes de que otra cosa suceda, como una devaluación, una operación repentina o un infarto... ¡VÁYANSE YA! ¿Qué esperan?
En lo personal, y por lo que a mi respecta, ciertamente descubrir el arribo de la madurez me ha fascinado y me llena de gozo. Estoy gratamente impresionado. ¡Nunca imaginé que fuera así!
Con inusitado asombro descubro día a día nuevas sorpresas y satisfacciones que nunca soñé que existieran. Al sentirnos en paz con los demás y con nosotros mismos,  recordamos la sabia reflexión de Amado Nervo, quien lo resumió así:
“Vida: nada me debes.
 Vida: nada te debo.
 Vida: estamos en paz.”