Ismael Arnaiz Markaida
(Responsable de
Programas Intergeneracionales
en
la Asociación
Hartu-emanak)
publicado
por la revista de la
Fundación ATYME, Mediacion y Cambio
No descubre nada nuevo,
decir que la mayor Esperanza
de Vida por una parte, y el descenso de las tasas de natalidad por otra, están
provocando el envejecimiento de la población en todos los llamados.....Países
Desarrollados.
Este es un dato objetivo,
pero la cuestión es la valoración que hace, del mismo, la ociedad en su
conjunto, y sobre todo quienes tienen responsabilidades de gobierno en esos
Países, y es que el envejecimiento del conjunto de la población se puede ver
como un PROBLEMA o como una OPORTUNIDAD. Y en esta distinta valoración influyen
muchos factores, pero sobre todo: el concepto, la imagen y la utilidad social
que se tenga de las Personas Mayores.
Y es que, si vemos a estas
Personas como miembros pasivos de la sociedad, que no producen pero si
consumen, como demandantes compulsivos de los servicios de salud, o como una
carga económica para los presupuestos del Estado, tendremos una imagen negativa
de este colectivo de personas, y como consecuencia, también, una imagen
negativa del envejecimiento. En definitiva, lo veremos como un PROBLEMA que los
gobiernos tienen la obligación de resolver, en “beneficio del bien común”.
Y esto es peligroso, ya
que, desde un punto de vista puramente economicista, y ante la imposibilidad de
aumentar las tasas de natalidad, alguien podría pensar que la solución pasa por
frenar o reducir el incremento de la Esperanza de Vida, estableciendo algún
tipo de discriminación por motivos de edad en los servicios de salud,
recortando más las pensiones para que pierdan calidad de vida, y quien sabe si
hasta pueden pensar en la eutanasia.
Como ninguna de estas
soluciones serían aceptables en una sociedad moderna, democrática y respetuosa
con los Derechos Humanos, lo que se viene proponiendo desde 1982, en la I Asamblea Mundial
sobre el Envejecimiento, es el crear las condiciones sociales, políticas y económicas
necesarias, para que el envejecimiento del conjunto de la sociedad pueda ser
una OPORTUNIDAD, en lugar de ser un PROBLEMA.
Por eso, en aquella primera
Asamblea, y en la segunda que se celebró en Madrid en 2002, se establecieron
líneas de actuación política y económica para hacer posible que la etapa del envejecimiento
que viven las Personas Mayores, sea SALUDABLE para ellas, y al mismo tiempo
RENTABLE para el conjunto de la Sociedad en la que envejecen.
Y fue, precisamente, la Organización Mundial
de la Salud (OMS) quien aportó a la II Asamblea, el documento “ENVEJECIMIENTO ACTIVO
UN MARCO POLÍTICO”, proponiendo un modelo, una forma de vivir y gestionar el
ENVEJECIMIENTO, soportado en tres pilares básicos: la SALUD, la DIGNIDAD y la PARTICIPACIÓN SOCIAL
Activa y Solidaria de las Personas Mayores, y todo ello
teniendo en cuenta los determinantes del envejecimiento en cada lugar y el respeto
a los Principio de Naciones Unidas a favor de las Personas Mayores (1991)
Un modelo de Envejecimiento
como el propuesto por la OMS, cambia totalmente los estereotipos negativos
asociados a la vejez, y elimina, o cuando menos reduce, los conflictos que
genera algo considerado como PROBLEMA (en este caso las Personas Mayores) bien
sea en el contexto familiar como en el ámbito social.
Es cierto que este modelo
de Envejecimiento Activo necesita de un cambio profundo en el imaginario social
que existe en la ciudadanía, y también en quienes tienen responsabilidades políticas
sobre estas materias, en las distintas Instituciones Públicas, ya que, para
promover el Envejecimiento Activo, es necesario complementar las políticas
basadas, casi exclusivamente, en la prestación de servicios a las Personas
Mayores para que estén distraídas y ocupen su “tiempo libre”(algunos mal
pensados dicen que son para que “no molesten”, pero que “voten”), o para que
descansen (tal vez como preparación para el “descanso eterno”), con otras
políticas activas que permitan aprovechar, en beneficio del conjunto de la sociedad,
el “capital social y cultural” que poseen estas personas.
Para hacernos una idea de
lo que esto supone, en términos de “capital social y cultural”, sólo son necesarios
dos datos: Primero, que en España el número de personas mayores de 65 años alcanza
la cifra de 8,1 millones1, y segundo: que el 90% de esas Personas disfrutan de
autonomía personal suficiente, para desarrollar actividades sociales que hagan
“socialmente rentable” esa etapa de su vida.
Y es que, afortunadamente,
el número de personas mayores de 65 años con algún tipo de dependencia, sólo
representa el 10% de este colectivo, lo cual, junto con los niveles de Esperanza
de Vida que estamos alcanzando en España, es un logro social sin precedentes,
que no se debe desaprovechar.
Por lo tanto, el colectivo
de Personas Mayores no son un PROBLEMA, sino que son una OPORTUNIDAD. El
secreto consiste en cómo aprovechar esa oportunidad, y las orientaciones para
ello están, como ha quedado apuntado, en la propuesta de la OMS para un ENVEJECIMIENTO
ACTIVO basado en los tres pilares: SALUD, DIGNIDAD y PARTICIPACIÓN SOCIAL
Teniendo en cuenta la
limitación de espacio que impone una publicación como esta, me centraré en el
tercer pilar: la
Participación Social, y dentro de esta, en un ámbito más
concreto como es el de la transmisión, a las nuevas generaciones, del
Conocimiento y la Experiencia acumulada a lo largo de los años por las Personas
Mayores, mediante el diseño y desarrollo de Programas Intergeneracionales
(P.I.).
En octubre de 2004, Kofi
Annan, Secretario General de NN.UU., con motivo del Día Internacional de las
Personas Mayores, insistía en el importante rol que juegan los Adultos Mayores
en sus familias, comunidades y sociedades. Lo hizo con las siguientes palabras:
«La Segunda
Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (Madrid 2002) animó
a los gobiernos a revisar las políticas (...) que promuevan la idea de apoyo
mutuo y solidaridad entre generaciones como elementos clave del desarrollo
social. Sólo de este modo es posible construir una verdadera sociedad
intergeneracional»
Fueron diversas las causas
que motivaron el que, en la II Asamblea Mundial del Envejecimiento, se
tratase la necesidad de potenciar la Solidaridad y las Relaciones Intergeneracionales.
Entre ellas se podrían citar las siguientes: debilitamiento del modelo de familia
extensa; persistente segregación por edades en los procesos sociales en
general; falta de contacto intergeneracional extrafamiliar; distanciamiento y
falta de entendimiento entre las generaciones....
Teniendo en cuenta esta
situación, son muchas las Instituciones Públicas y Entidades Sociales que
vienen promoviendo el diseño y desarrollo de P.I., como instrumento adecuado
para la práctica de nuevas formas de solidaridad y un medio para el
intercambio, intencionado y continuado, de recursos y aprendizaje entre las
generaciones mayores y las más jóvenes, con el fin de conseguir beneficios
individuales y sociales, y la prevención de los conflictos intergeneracionales.
Desde la experiencia de Hartu emanak, este es el
caso de la Universidad del País Vasco, la Diputación Foral
de Bizkaia, y los Ayuntamientos de Bilbao, Barakaldo y Portugalete, con quienes
la Asociación Hartu
emanak colabora desde hace más de diez años, en el diseño, seguimiento y
evaluación de P.I.
En el caso de la
Universidad del País Vaco y la Diputación Foral de Bizkaia, se diseñan y desarrollan
Encuentros Intergeneracionales anuales, entre miembros de Asociaciones de Personas
Mayores y estudiantes de Magisterio – Educación Social, sobre temas como “Las Personas
Mayores en la
Intervención Socioeducativa, la Participación Social
de las Mujeres Mayores, la Intervención de la Personas Mayores
en los Centros de Enseñanza, etc.
Para el Ayuntamiento de
Bilbao se ha diseñado un proyecto titulado INTERGEN BILBAO, a través del
cual se ofrece formación y colaboración, a las más de cincuenta Asociaciones de
Personas Mayores con sede en la capital bizkaina, para el desarrollo de sus propios
P.I..
Con el Ayuntamiento de
Barakaldo se ha aprovechado que este municipio forma parte de la Red Internacional
de Ciudades Educadoras, para diseñar y desarrollar un Proyecto titulado: “Barakaldo ayer, una mirada a la historia reciente de Barakaldo a
través de los ojos de sus protagonistas”, en
el que un grupo de personas mayores, enseñan en los Colegios e Institutos, dentro
del temario de la Asignatura de Historia, la evolución social, económica y
política del municipio, a lo largo del siglo XX., a partir de sus experiencia
personales y profesionales.
A este proyecto están
adheridos doce Centros de Enseñanza, en los niveles de ESO y Bachiller. En este
curso el Proyecto cumple diez años, a lo largo de los cuales se han dado más de
cuatrocientas charlas en las aulas, participando en ellas más de ocho mil
jóvenes. Este Proyecto ha sido objeto de una Tesis Doctoral, a través de la
cual ha quedado demostrado el efecto positivo que tiene el testimonio de las
Personas Mayores en la enseñanza de la historia reciente de su localidad.
La
Actividad Intergeneracional
para el Ayuntamiento de Portugalete gira en torno a un Programa Fílmico
titulado: “Villa de Portugalete”, mediante el cual se
visionan películas en Centros de Enseñanza y de Personas Mayores, por separado,
y posteriormente se juntan para desarrollar debates y tertulias, en los cuales
jóvenes y mayores intercambian opiniones, interpretaciones, etc. sobre el tema
de las películas, sus personajes, las situaciones que presentan, la forma de
resolverlas, etc.
La experiencia que
proporciona toda esta actividad Intergeneracional, permite a Hartu emanak afirmar, en
primer lugar, que los P.I. son instrumentos y medios eficaces, para alcanzar
los objetivos marcados por la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento; mejoran,
mutuamente, el imaginario social de jóvenes y mayores; reducen la conflictividad
entre las distintas generaciones y en caso de aparecer el conflicto, facilitan
su resolución. Y en segundo lugar, que proporcionan a las Personas Mayores, la
posibilidad de que su envejecimiento sea “socialmente rentable”.
Estas afirmaciones vienen
avaladas por encuestas realizadas a personas de distintas edades después de
haber participado en los P.I.
En el caso de las Personas
Mayores, de forma mayoritaria, manifiestan que mejora la solidaridad entre
personas de distintas edades y su propia capacidad para relacionarse con otras
personas; que aumenta su interés por ser una persona más activa en la sociedad
en la que vive; aumenta su autoestima; e incluso que les ha hecho sentirse
mejor, física y mentalmente.
De la misma forma, las
personas más jóvenes manifiestan que ven con ojos más positivos a las personas
mayores y que ha aumentado su interés por estar con ellas; perciben que han
sido capaces de ayudar a otras personas, y que estas se sientan mejor. Y como
está demostrado que los P.I. son beneficiosos para todos/as, los jóvenes
también manifiestan, que después de participar en un P.I., se consideran más
capaces de hacer cosas por si mismos.
Por todo lo apuntado, SER
MAYOR EN LA SOCIEDAD
ACTUAL, supone RECIBIR (hartu) los recursos necesarios
para tener un “envejecimiento saludable”, y DAR (emanak) nuestros conocimientos
y experiencias, para que ese envejecimiento sea “rentable” para el conjunto de
la Sociedad.