recogido por Ramon
Ara
de Hartu-emanak
El aprendizaje a lo largo de la vida además de
promover la reflexión y la curiosidad por el saber también es una experiencia
que promueve las relaciones intergeneracionales entre jóvenes y mayores.
Todas las personas deben tener la posibilidad de
formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el
fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades,
conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo
personal y profesional.
Para ello, desde el Ministerio de Educación, Cultura
y Deporte se promueve el aprendizaje a lo largo de la vida (ALV) poniendo al
servicio de ciudadanos y ciudadanas
distintos programas y recursos para el aprendizaje a lo largo de la vida (ALV).
Existe un abanico muy amplio de posibilidades de
formación a lo largo de la vida, desde la formación presencial a la formación a
distancia. Los programas que promueven el aprendizaje a lo largo de la vida
(ALV) están relacionados con la educación reglada –primaria, secundaria,
bachillerato, universitaria...-y la educación no formal –formación técnica,
formación en tecnologías de la información y la comunicación, cultura...-
Si posee conocimientos de Internet puede acceder al
Aula Mentor basada en la formación abierta, libre y a distancia a través de
Internet con más de 100 cursos en línea con matricula abierta permanente y más
de 350 aulas en funcionamiento.
Otras alternativas pueden ser Universidades de la
Experiencia o Aulas de Mayores. ¿Sabia que alrededor de 35.000 hombres y
mujeres de entre 55 y 80 años acuden diariamente a las Universidades de la
Experiencia o Aulas de Mayores?
Así también el Instituto de Estudios de Ocio de la
Universidad de Deusto lleva 20 años planteando la formación de personas adultas
como una experiencia de ocio. Esta oferta formativa denominada OcioBide permite
al alumnado elegir el itinerario que más le interese para acercarse a la Universidad. Según
la directora de OcioBide, Yolanda Lázaro, “nos encontramos en un momento
donde los programas y sistemas educativos y de formación deben adaptarse a los
cambios y dinámicas que este nuevo siglo está imprimiendo a la sociedad. La mayor
esperanza de vida, el desarrollo del ocio personal y colectivo como elemento de
la calidad de vida y la posibilidad de conciliar la enseñanza aprendizaje con
el desarrollo laboral, la familia y el propio ocio, hacen que los entornos y
sistemas educativos deban flexibilizarse. Y la Universidad, como parte de todo
este cambio social, debe estar presente”.
Según argumenta Lázaro, hasta no hace demasiado
tiempo hablar de términos como “ocio” u “ociosidad” conllevaba connotaciones
negativas, en algunos casos dada su oposición al trabajo, o en otras ocasiones,
acercarse a términos considerados carentes de importancia y relevancia para la sociedad. Pero la
situación ha cambiado enormemente, incluso ahora se habla de la “sociedad del
ocio”, y ha pasado a ocupar un sitio valorado en la sociedad debido a múltiples
factores, como el aumento del tiempo libre, la reducción de las jornadas
laborales, la democratización de la vida cultural, deportiva, turística, la
aparición de nuevas actividades y ofertas de ocio y, por supuesto, por la
importante dimensión económica y comercial del fenómeno.
El aprendizaje y el desarrollo a través del ocio se
encuentran, en muchos sentidos, relacionados con el concepto de “experiencia
óptima”, argumenta la directora de OcioBide, que es aquella que plantea al
sujeto algún reto para cuya solución debe contar con las habilidades
necesarias. Así, en la decisión de realizar o participar en una actividad de
ocio, parece ser necesaria cierta “percepción de capacidad personal”.
No olvide que el aprendizaje a lo largo de la vida
permite a las personas mayores permanecer activas intelectualmente y
proporciona una beneficiosa sensación de satisfacción personal y confianza en
uno mismo.