Ramón Flecha García
I Jornadas de sensibilización para
una acción social transformadora
de y con las personas mayores
Bilbao, 4 al 6 de Noviembre de 2003
Qué
sentido tienen las personas mayores dentro de la sociedad de la información y qué papel pueden desempeñar
El
proverbio dice: “cuando se muere una persona mayor, se quema una biblioteca”.
En efecto, las personas mayores atesoran un gran caudal de conocimientos que la
sociedad tiene que aprender a tener muy en cuenta para que todos y todas
podamos sacar provecho de ellos.
A través
de las tertulias literarias, muchas personas no sólo ven reforzadas sus ideas y
convicciones, sino que además encuentran ejemplos que les sirven de estímulo y
referente. Es el caso, por ejemplo, de las mujeres que luchan día a día por la
superación de las desigualdades de género y que descubren el ejemplo de Safo de
Lesbos. Cuando se iniciaba la literatura occidental, en Grecia, la mayoría de
obras literarias, como la Ilíada o la Odisea, escritas por hombres, eran
epopeyas que narraban grandes hechos históricos y batallas militares. Sin
embargo, un tiempo después apareció un nuevo tipo de literatura en la que, en
lugar de explicar batallas, se trataba el tema del amor y fue precisamente Safo
de Lesbos, una mujer, la pionera en este campo. Este es un claro ejemplo de las
aportaciones que determinados colectivos tradicionalmente minorizados, como las
mujeres, son capaces de hacer, este caso, a la literatura.
Otro
ejemplo muy impactante es el de Maite, una participante en educación de
personas adultas que en su día, durante la infancia y la adolescencia, no pudo
ir a la escuela. A
través de su participación en las tertulias literarias dialógicas, Maite ha
sido capaz de leer no sólo una, sino hasta tres veces una de las novelas más
importantes del siglo XX, el Ulises de James Joyce. Se trata de un libro
tan difícil de leer que normalmente la gente universitaria lo compra, lo guarda
en la biblioteca, pero no lo acaba de leer nunca. Este fue el caso de José
Antonio Labordeta, cantante y actualmente diputado en el Parlamento español. En
un encuentro con personas participantes en educación de personas adultas,
Labordeta, sorprendido por la erudición de Maite respecto al Ulises,
confesó: “Mira que yo he ido a la universidad, mira que ahorré un dinerito para
encerrarme mes y medio en un monasterio para leerlo y no lo conseguí. ¡Y
resulta que tú me estás diciendo que lo estás leyendo por tercera vez y que lo
conoces con ese detalle!”. Este caso demuestra como personas muy cultas y con
mucha formación académica, incluso diputados como Labordeta, si son capaces de
superar sus prejuicios y situarse en un plano de igualdad, pueden aprender de
la experiencia de personas como Maite, que no han tenido la posibilidad de
estudiar.
El
aprendizaje permanente permite también transformar y mejorar las relaciones
intergeneracionales, es decir, con otras personas de otras edades, incluso
dentro del propio domicilio familiar. Este fue el caso de Sandra, una mujer que
había trabajado toda la vida como señora de la limpieza para que su hija
pudiera estudiar. Sin embargo, una vez que su hija ya había estudiado en la
universidad y se había casado con el que hoy en día es su yerno, también
profesor, como ella, Sandra se dio cuenta de que, en las cenas familiares, ella
tenía que seguir limpiando la casa, preparando la comida, la cena, luego
fregando los platos y, sin embargo, cuando surgía una conversación un poco
cultural, sobre cine por ejemplo, era completamente ignorada. Concretamente,
estaba muy enfadada con su yerno porque siempre la mandaba callar, como si ella
no entendiera de esos temas. Sandra empezó entonces a participar en una
tertulia literaria dialógica y poco tiempo después llegó incluso a leer un
libro de Kafka, La
Metamorfosis. En otra de esas cenas familiares, durante
el diálogo de la sobremesa, surgió casualmente el tema de Kafka. Entonces ella
saltó ante su yerno y le dijo: “Sí, pero de ese Kafka del que hablas yo he
leído un libro. ¿Tú has leído alguno?”. De este modo, a través de los
conocimientos adquiridos en las tertulias literarias dialógicas, Sandra había
conseguido reforzar su autoestima y exigir un respeto hacia su persona y sus
capacidades por parte incluso de sus propios familiares.