domingo, 25 de enero de 2015

El cuidado de los mayores en la antigüedad



Un hombre mayor, morador de la Sierra de Atapuerca que vivió hace más de medio millón de años, que caminaba encorvado por una deformidad lumbar y con lesiones que le impedían moverse con agilidad y cazar, tenía todas las papeletas para morir. Pero aún así logró sobrevivir en un mundo hostil para él gracias al altruismo de sus congéneres.
Los científicos hablan de un posible comportamiento solidario y complejo de aquellos individuos preneanderthales. En la atención y cuidado de los mayores que la sociedad ha prestado a lo largo de la historia, mucho tiene que ver el papel que estos han desempeñado. Si es por esto, no es de extrañar que Elvis, así han bautizado al dueño de la cadera analizada por los científicos de Atapuerca, recibiera tantas atenciones, ya que entre los prehistóricos alcanzar edades avanzadas significaba un privilegio, una recompensa que los dioses otorgaban a los justos. Su longevidad era motivo de orgullo para el clan, ya que eran los depositarios del saber, la memoria que los contactaba con los antepasados. No es de extrañar que los brujos y chamanes fuesen hombres mayores. Ejercían también como sanadores, jueces y educadores.
Los egipcios, consideraban una faena hacerse mayor. El visir del faraón Tzezi escribió hacia el año 2.450 antes de J.C: “¡Qué penoso es el fin de un viejo! Se va debilitando cada día; su vista disminuye, sus oídos se vuelven sordos; su fuerza declina, su corazón ya no descansa… La vejez es la peor de las desgracias que puede afligir a un hombre”.
Opinión que compartían en Grecia, cuna de la civilización occidental, para esos griegos adoradores de la belleza, la vejez, con el implícito deterioro físico, significaba una ofensa al espíritu, motivo de mofa en sus comedias. Aún así, los griegos crearon instituciones de caridad para el cuidado de los ancianos necesitados. Vitruvio relata sobre “la casa de Creso, destinada por los sardianos a los habitantes de la ciudad que, por su edad avanzada, han adquirido el privilegio de vivir en paz en una comunidad de ancianos a los que llaman Gerusía”.
El Derecho romano tipificaba la figura jurídica del `pater familias´ que concedía a los ancianos un poder casi tiránico. El `pater familias´ era vitalicio y su autoridad ilimitada, podía disponer hasta de la vida de un integrante de su familia, situación que durará hasta el siglo I antes de nuestra era, con la llegada de Augusto al poder, que supuso el declive del poder del Senado y los ancianos. Estos caen en desgracia y sufren los rigores de la vejez, pero nunca se les segregó por razones de edad, los romanos criticaban a los individuos, no así a un período de la vida.
Durante la Alta Edad Media, del siglo V al X, prima la ley del más fuerte, entre los que evidentemente no estaban los ancianos. Los pobres, jóvenes o viejos sufren en todos los tiempos. Para los ricos a partir del siglo VI surge la preocupación de un retiro tranquilo y seguro para ganarse la salvación eterna, y la mejor solución para eso es cobijarse en un monasterio. Una costumbre que en el siglo VII empieza a ser reglamentada en los monasterios que con este sistema obtienen un buen beneficio económico.
Los siglos XI al XIII hubo un florecimiento económico y estabilidad social. Los ancianos tuvieron una nueva oportunidad en el mundo de los negocios, limitada sólo por su capacidad física, no por su edad.
De 1348 hasta 1450 se inició un siglo de epidemias (primero la peste negra y después la viruela) que asoló Europa, cebándose principalmente entre la población infantil y juvenil lo que produjo un fuerte incremento de ancianos. Curiosamente gracias a la peste este colectivo recobró su status social, político y económico. Hasta que llegaron los humanistas, y el gusto por la Grecia Antigua y todo lo que significaba, el culto a la belleza, la juventud y la perfección. Estamos en el siglo XV, comienza el Renacimiento, y con él uno de los peores tiempos para los más mayores, especialmente para las mujeres.
Con la llegada del mundo moderno el Estado es impersonal, reglamentado y el poder se hace representativo por delegación del pueblo. Aparece el concepto de jubilación, ya se conocen pensiones en los Países Bajos a los funcionarios públicos en 1844.
Este nuevo siglo XXI no es un ámbito favorable a los ancianos, a pesar de contar con las mayores prestaciones sociales de la historia, su papel en la sociedad se ha visto postergado a meros consumidores. El diseño de las ciudades actuales, de espacios habitables reducidos, familias nucleares de nexos flojos, dejan en desamparo a los más mayores que viven en soledad. En los países de la Comunidad Europea los mayores que viven solos superan el 30% y esto va a más. Los mayores ahora más que nunca pueden decidir el papel que quieren desempeñar en la sociedad. ¿queremos ser chamanes? ¿pater familias? ¿retirarnos a un monasterio?

domingo, 11 de enero de 2015

Ser Mayor en la Sociedad Actual




Por Ismael Arnaiz
(Responsable de Programas
Intergeneracionales de Hartu-emanak)
Publicado en ATYME nº 18

No descubre nada nuevo, decir que la mayor Esperanza de Vida por una parte, y el descenso de las tasas de natalidad por otra, están provocando el envejecimiento de la población en todos los llamados.....Países Desarrollados.
Este es un dato objetivo, pero la cuestión es la valoración que hace, del mismo, la sociedad en su conjunto, y sobre todo quienes tienen responsabilidades de gobierno en esos Países, y es que el envejecimiento del conjunto de la población se puede ver como un PROBLEMA o como una OPORTUNIDAD. Y en esta distinta valoración influyen muchos factores, pero sobre todo: el concepto, la imagen y la utilidad social que se tenga de las Personas Mayores.
Y es que, si vemos a estas Personas como miembros pasivos de la sociedad, que no producen pero si consumen, como demandantes compulsivos de los servicios de salud, o como una carga económica para los presupuestos del Estado, tendremos una imagen negativa de este colectivo de personas, y como consecuencia, también, una imagen negativa del envejecimiento. En definitiva, lo veremos como un PROBLEMA que los gobiernos tienen la obligación de resolver, en “beneficio del bien común”.
Y esto es peligroso, ya que, desde un punto de vista puramente economicista, y ante la imposibilidad de aumentar las tasas de natalidad, alguien podría pensar que la solución pasa por frenar o reducir el incremento de la Esperanza de Vida, estableciendo algún tipo de discriminación por motivos de edad en los servicios de salud, recortando más las pensiones para que pierdan calidad de vida, y quien sabe si hasta pueden pensar en la eutanasia.
Como ninguna de estas soluciones serían aceptables en una sociedad moderna, democrática y respetuosa con los Derechos Humanos, lo que se viene proponiendo desde 1982, en la I Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento, es el crear las condiciones sociales, políticas y económicas necesarias, para que el envejecimiento del conjunto de la sociedad pueda ser una OPORTUNIDAD, en lugar de ser un PROBLEMA.
Por eso, en aquella primera Asamblea, y en la segunda que se celebró en Madrid en 2002, se establecieron líneas de actuación política y económica para hacer posible que la etapa del envejecimiento que viven las Personas Mayores, sea SALUDABLE para ellas, y al mismo tiempo RENTABLE para el conjunto de la Sociedad en la que envejecen.
 
Y fue, precisamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) quien aportó a la II Asamblea, el documento “ENVEJECIMIENTO ACTIVO UN MARCO POLÍTICO”, proponiendo un modelo, una forma de vivir y gestionar el ENVEJECIMIENTO, soportado en tres pilares básicos: la SALUD, la DIGNIDAD y la PARTICIPACIÓN SOCIAL Activa y Solidaria de las Personas Mayores, y todo ello teniendo en cuenta los determinantes del envejecimiento en cada lugar y el respeto a los Principio de Naciones Unidas a favor de las Personas Mayores (1991)
Un modelo de Envejecimiento como el propuesto por la OMS, cambia totalmente los estereotipos negativos asociados a la vejez, y elimina, o cuando menos reduce, los conflictos que genera algo considerado como PROBLEMA (en este caso las Personas Mayores) bien sea en el contexto familiar como en el ámbito social.
Es cierto que este modelo de Envejecimiento Activo necesita de un cambio profundo en el imaginario social que existe en la ciudadanía, y también en quienes tienen responsabilidades políticas sobre estas materias, en las distintas Instituciones Públicas, ya que, para promover el Envejecimiento Activo, es necesario complementar las políticas basadas, casi exclusivamente, en la prestación de servicios a las Personas Mayores para que estén distraídas y ocupen su “tiempo libre”(algunos mal pensados dicen que son para que “no molesten”, pero que “voten”), o para que descansen (tal vez como preparación para el “descanso eterno”), con otras políticas activas que permitan aprovechar, en beneficio del conjunto de la sociedad, el “capital social y cultural “ que poseen estas personas.
Para hacernos una idea de lo que esto supone, en términos de “capital social y cultural”, sólo son necesarios dos datos: Primero, que en España el número de personas mayores de 65 años alcanza la cifra de 8,1 millones[1], y segundo: que el 90% de esas Personas disfrutan de autonomía personal suficiente, para desarrollar actividades sociales que hagan “socialmente rentable” esa etapa de su vida.
Aula Cultural de Hartu emanak
Y es que, afortunadamente, el número de personas mayores de 65 años con algún tipo de dependencia, sólo representa el 10% de este colectivo, lo cual, junto con los niveles de Esperanza de Vida que estamos alcanzando en España, es un logro social sin precedentes, que no se debe desaprovechar.
Por lo tanto, el colectivo de Personas Mayores no son un PROBLEMA, sino que son una OPORTUNIDAD. El secreto consiste en cómo aprovechar esa oportunidad, y las orientaciones para ello están, como ha quedado apuntado, en la propuesta de la OMS para un ENVEJECIMIENTO ACTIVO basado en los tres pilares: SALUD, DIGNIDAD y PARTICIPACIÓN SOCIAL
Teniendo en cuenta la limitación de espacio que impone una publicación como esta, me centraré en el tercer pilar: la Participación Social, y dentro de esta, en un ámbito más concreto como es el de la transmisión, a las nuevas generaciones, del Conocimiento y la Experiencia acumulada a lo largo de los años por las Personas Mayores, mediante el diseño y desarrollo de Programas Intergeneracionales (P.I.).
En octubre de 2004, Kofi Annan, Secretario General de NN.UU., con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, insistía en el importante rol que juegan los Adultos Mayores en sus familias, comunidades y sociedades. Lo hizo con las siguientes palabras: «La Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento (Madrid 2002) animó a los gobiernos a revisar las políticas (...) que promuevan la idea de apoyo mutuo y solidaridad entre generaciones como elementos clave del desarrollo social. Sólo de este modo es posible construir una verdadera sociedad intergeneracional»
Fueron diversas las causas que motivaron el que, en la II Asamblea Mundial del Envejecimiento, se tratase la necesidad de potenciar la Solidaridad y las Relaciones Intergeneracionales. Entre ellas se podrían citar las siguientes: debilitamiento del modelo de familia extensa; persistente segregación por edades en los procesos sociales en general; falta de contacto intergeneracional extrafamiliar; distanciamiento y falta de entendimiento entre las generaciones....
Experiencias
en diseño, desarrollo
y evaluación de
Programas
Intergeneracionales

Teniendo en cuenta esta situación, son muchas las Instituciones Públicas y Entidades Sociales que vienen promoviendo el diseño y desarrollo de P.I., como instrumento adecuado para la práctica de nuevas formas de solidaridad y un medio para el intercambio, intencionado y continuado, de recursos y aprendizaje entre las generaciones mayores y las más jóvenes, con el fin de conseguir beneficios individuales y sociales, y la prevención de los conflictos intergeneracionales.

Desde la experiencia de Hartu emanak, este es el caso de la Universidad del País Vasco, la Diputación Foral de Bizkaia, y los Ayuntamientos de Bilbao, Barakaldo y Portugalete, con quienes la Asociación Hartu emanak colabora desde hace más de diez años, en el diseño, seguimiento y evaluación de P.I.
En el caso de la Universidad del País Vaco y la Diputación Foral de Bizkaia, se diseñan y desarrollan Encuentros Intergeneracionales anuales, entre miembros de Asociaciones de Personas Mayores y estudiantes de Magisterio – Educación Social, sobre temas como “Las Personas Mayores en la Intervención Socioeducativa, la Participación Social de las Mujeres Mayores, la Intervención de la Personas Mayores en los Centros de Enseñanza, etc.
Para el Ayuntamiento de Bilbao se ha diseñado un proyecto titulado INTERGEN BILBAO, a través del cual se ofrece formación y colaboración, a las más de cincuenta Asociaciones de Personas Mayores con sede en la capital bizkaina, para el desarrollo de sus propios P.I..
Con el Ayuntamiento de Barakaldo se ha aprovechado que este municipio forma parte de la Red Internacional de Ciudades Educadoras, para diseñar y desarrollar un Proyecto titulado: “Barakaldo ayer, una mirada a la historia reciente de Barakaldo a través de los ojos de sus protagonistas”, en el que un grupo de personas mayores, enseñan en los Colegios e Institutos, dentro del temario de la Asignatura de Historia, la evolución social, económica y política del municipio, a lo largo del siglo XX., a partir de sus experiencia personales y profesionales.
Barakaldo ayer- Intervención en las Aulas
A este proyecto están adheridos doce Centros de Enseñanza, en los niveles de ESO y Bachiller. En este curso el Proyecto cumple diez años, a lo largo de los cuales se han dado más de cuatrocientas charlas en las aulas, participando en ellas más de ocho mil jóvenes. Este Proyecto ha sido objeto de una Tesis Doctoral, a través de la cual ha quedado demostrado el efecto positivo que tiene el testimonio de las Personas Mayores en la enseñanza de la historia reciente de su localidad.
La Actividad Intergeneracional para el Ayuntamiento de Portugalete gira en torno a un Programa Fílmico titulado: “Villa de Portugalete”, mediante el cual se visionan películas en Centros de Enseñanza y de Personas Mayores, por separado, y posteriormente se juntan para desarrollar debates y tertulias, en los cuales jóvenes y mayores intercambian opiniones, interpretaciones, etc. sobre el tema de las películas, sus personajes, las situaciones que presentan, la forma de resolverlas, etc.
La experiencia que proporciona toda esta actividad Intergeneracional, permite a Hartu emanak afirmar, en primer lugar, que los P.I. son instrumentos y medios eficaces, para alcanzar los objetivos marcados por la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento; mejoran, mutuamente, el imaginario social de jóvenes y mayores; reducen la conflictividad entre las distintas generaciones y en caso de aparecer el conflicto, facilitan su resolución. Y en segundo lugar, que proporcionan a las Personas Mayores, la posibilidad de que su envejecimiento sea “socialmente rentable”.
Estas afirmaciones vienen avaladas por encuestas realizadas a personas de distintas edades después de haber participado en los P.I.
En el caso de las Personas Mayores, de forma mayoritaria, manifiestan que mejora la solidaridad entre personas de distintas edades y su propia capacidad para relacionarse con otras personas; que aumenta su interés por ser una persona más activa en la sociedad en la que vive; aumenta su autoestima; e incluso que les ha hecho sentirse mejor, física y mentalmente.
De la misma forma, las personas más jóvenes manifiestan que ven con ojos más positivos a las personas mayores y que ha aumentado su interés por estar con ellas; perciben que han sido capaces de ayudar a otras personas, y que estas se sientan mejor. Y como está demostrado que los P.I. son beneficiosos para todos/as, los jóvenes también manifiestan, que después de participar en un P.I., se consideran más capaces de hacer cosas por si mismos.
Por todo lo apuntado, SER MAYOR EN LA SOCIEDAD ACTUAL, supone RECIBIR (hartu) los recursos necesarios para tener un “envejecimiento saludable”, y DAR (emanak) nuestros conocimientos y experiencias, para que ese envejecimiento sea “rentable” para el conjunto de la Sociedad.


[1] Fuente: Censo de Población y Vivienda 2011 - INE