Por Marcelino
Calle
Miembro de Hartu-emanak
Miembro de Hartu-emanak
Llevamos mucho tiempo, llevamos milenios, donde el músculo
y la fuerza han sido las armas que más
veces se han esgrimido para defender cualquier argumento, y los resultados no
han sido buenos. Como digo ha pasado
mucho tiempo y la situación sigue siendo la misma, las cuestiones se resuelven
por la fuerza, las armas son distintas pero da igual, tienen las mismas
aplicaciones, desgraciadamente vivimos en un mundo convulso y cruel, donde
repasando la historia, la humanidad no ha conocido ni de lejos una paz plena.
Me interesa destacar en mi argumentación, este hecho
descrito en el párrafo anterior, es decir, desde el principio el mundo ha sido
gobernado mayoritariamente por los hombres y el resultado no ha sido aceptable.
Con ello, no quiero imputar el 100% del fracaso a los hombres, también las
mujeres tienen su parcela de culpa, pero a la hora de pedir responsabilidades tenemos
que exigirla a quien ha detentado el poder, es decir a los hombres.
Yo creo que ha llegado el momento de dar un enfoque
distinto a las cosas, no podemos conformarnos con el mundo en que vivimos, la
desigualdad es la norma, todos conocemos los excesos del norte mientras en el
sur la escasez de recursos es manifiesta, aquí tiramos la comida, allí se
mueren por su escasez, aquí el lujo es demasiado cotidiano, en el sur se da la
pobreza más extrema, en fin no voy a insistir en poner de manifiesto una situación
que de todos es sobradamente conocida.
Por otra parte vivimos en una sociedad que pide a
sus dirigentes que sean eficaces, en una empresa ó en cualquier otra
organización, el que ejerce la mas alta responsabilidad tiene que dar buenos
resultados, si el directivo no cumple
con los objetivos de la empresa, inmediatamente es reemplazado por otro, esa es
la clave, si la silla esta coja se sustituye, si el alcalde, el primer
ministro, si el gerente no dan buenos resultados se sustituyen. Pues bien el
mundo está mal y quien lo dirige son los hombres y en consecuencia hay que
poner en cuestión su liderazgo.
El avance de
la humanidad muchas veces ha sido a base
de experimentos, probar nuevas cosas, utilizar nuevos enfoques para resolver
problemas, ya estamos artos del empleo de la fuerza como actor principal, ya
hemos comprobado hasta la extenuación que el sistema no funciona, hay que
actuar inteligentemente y poner en los puestos de mando a personas que tengan
otros valores, valores de nuestro tiempo.
Para definir el perfil y tomando las palabras de Pablo, estas personas deberían ser pacientes,
serviciales, no envidiosas, buscadoras del bien general, que se alegren con las
justicia que se alegren con la
verdad. Desde luego que es un alto perfil a exigir a las nuevas
candidatas, si no fuera natural en ellas, son así por naturaleza, desde el
principio de los tiempos las madres son así, es un instinto que les es consustancial,
no es una forma de actuar que se ejerce en determinados momentos, esta en sus
genes.
Esto es así en la práctica, donde hay mujeres al
mando y el instinto maternal se manifiesta, hay mejor reparto, se hace
cotidiano el milagro de los panes y los peces porque para todos llega, lo vemos
a diario en aquellos lugares con verdaderos problemas de subsistencia, lo hemos
visto en Haití, lo vemos en la India gestionado los microcréditos mejor que
nadie, lo vemos especialmente en África a la mujeres cuidando de su prole y de
la prole ajena en los campos de refugiados, sin ellas poblaciones enteras no
existirían.
Para los escépticos, tengo que decirles que el
empoderamiento de la mujer afortunadamente es un hecho, es un movimiento uniformemente acelerado,
y se da en todas partes, tanto en oriente como en occidente y especialmente en
aquellos lugares donde la escasez es extrema.
Sé que estas palabras pueden ser tachadas de
ingenuas, que en esta evolución los hombres no lo van a poner fácil, que
todavía hay muchas mujeres que no saben que su aportación pueden ser un bálsamo
en los conflicto entre las personas, yo digo que hay que dar tiempo al tiempo,
una revolución social de esta envergadura, no se da de la noche a la mañana.
Yo defiendo lo que es innato en la maternidad, y
defiendo que en ella hay muchos elementos y muchos valores que son
perfectamente aplicables para la resolución de problemas, no solo en la
familia, sino también en todo tipos de conflictos, ya sean estos en la empresa,
en los sindicatos, en los parlamentos etc.… con una sola condición, que no se
desvirtúen esos valores que la caracterizan, que la maternidad siga presente en
ellas y que esté presente en las decisiones de cada día, si esto es así y los
valores no se masculinizan, habremos dado un paso importante en la resolución de
los problemas entre las personas.
Por tanto y
para terminar hay que decir alto y claro que el mundo necesita de comprensión y
de misericordia, que no necesitamos guerras, que necesitamos mejor reparto, que
tenemos que caminar en esa dirección y que una buena solución que está a
nuestro alcance, es permitir que en todos los centros de decisión estén
presenten los valores que la maternidad lleva consigo.