Colaboración
Todas las personas desde que nacemos vamos pasando
por sucesivas etapas: infancia, adolescencia, juventud, madurez.
Cada etapa tiene características propias. Vamos
cambiando y vamos configurando nuestro carácter y personalidad. E l éxito está
en salir airosos de cada etapa y encarar con garantías la siguiente.
A nadie se le oculta que la jubilación es un gran
cambio: de personas activas pasamos a "clase pasiva" y en lugar de un
salario tenemos una pensión. Las horas que hasta la jubilación dedicamos al
trabajo, al día siguiente de la jubilación las tenemos libres. Los cambios
afectan a la calidad de vida, a lo económico, a la esfera social, a la esfera
psíquica, a toda la vida.
La jubilación ya no es sinónimo de vejez ni de
incapacidad. Entramos en la jubilación en buen estado físico y mental.
La jubilación, se dice, que es un cambio vital. Hay
que adaptarse a una nueva situación. Cada uno tiene que buscarse su nuevo
status, su nuevo papel en la vida.
Los especialistas hablan del síndrome de la
jubilación que se manifiesta en insomnio, disminución de la libido,
alcoholismo, ansiedad, pesimismo, depresión, disminución de relaciones sociales
y otros. No se da en todos ni en todos por igual.
Un 25% de jubilados lo sufre. Puede durar entre sieíe
y doce meses. De pende de que uno se organice.
En cualquier caso es una etapa nueva de la que se
suele conocer muy poco y ante la que se prepara muy poco. Nadie va de viaje sin
saber a dónde va. Los viajes se preparan.
Para salir airosos de este cambio y entrar con buen
pie en esta nueva etapa de nuestra vida tenemos que tener, en primer lugar, una
actitud optimista ante la vida y de confianza en nosotros mismos.
Una buena pista para esto la dan los programas
actuales sobre la tercera edad.
Estos programas insisten en la capacidad de
aprendizaje de las personas mayores.
También insisten en que tenemos que buscar algo que
nos guste y nos motive. El desarrollo personal no tiene límites cronológicos.
La capacidad de aprender no la marca la edad. L a satisfacción por aprender
potencia a las personas.
También estos programas insisten en mantener las
relaciones sociales que hasta entonces se tenían e incluso hacer nuevas.
Hay que llenar las horas que antes dedicábamos al
trabajo en actividades positivas para cada uno y para el entorno familiar y
para la sociedad. Si abrimos los ojos veremos en nuestro entorno muchas cosas
que podemos hacer. Y eso es lo que nos dará una pista para construir nuestro
papel en la vida. Estas actividades tienen formas de hobbys, de necesidades de
otros, de atenciones familiares, y compromisos sociales.
En resumen: hoy día es evidente que el cambio que
supone la jubilación nos lleva a otros lugares que tal vez desconocíamos y en
los que podemos vivir con satisfacciones y siendo útiles.