domingo, 20 de marzo de 2016

El proyecto de vida de los adultos jubilados



Por Rosario Rodríguez Vergara
Holding Cencosud S.A. Chile
Extractado de “¿Cuál es el proyecto de vida de
los adultos jubilados? Un estudio descriptivo”
Editado en PsicoPedia Hoy

El envejecimiento de la población es uno de los fenómenos de mayor impacto de este siglo. En términos demográficos, se refiere al aumento relativo de personas de 60 años de edad y más, y a una prolongación cada vez mayor de la esperanza de vida al nacer.
El envejecimiento de la población se ha asociado frecuentemente con los países desarrollados en los cuales, la quinta parte de la población tiene más de 60 años de edad; sin embargo, este proceso también está ocurriendo en países menos industrializados. (…)
Desde la concepción el ser humano trae consigo una carga genética que propone programar el envejecimiento por medio de un reloj biológico, por tanto, cuando cada persona llega a una cierta edad avanzada, comienza a experimentar diversos cambios. Por lo general, estos cambios, debido al contexto socio-cultural de nuestro país, no son considerados de manera positiva, por el contrario, se tiende a pensar y a hacer sentir que las personas mayores ya no tienen nada que aportar, que ya cumplieron su rol en la sociedad y en su trabajo. Esta situación desencadena que las personas tiendan a tener un cierto rechazo y resignación cuando comienzan a envejecer y que comiencen a sentir que ya no tienen la misma energía y capacidad para hacer las cosas como en su etapa de juventud.
El establecimiento de una edad para la vejez es una construcción social que sólo parcialmente está determinada por factores biológicos o psicológicos. La categoría “viejo” es, por consiguiente, un estado adscrito generalmente aceptado por las personas pertenecientes a él, pero no elegido (…). Si se intenta definir la vejez como un estado, ésta tiene distintos momentos posibles para su inicio, de los cuales varios indican este comienzo, como los de carácter biológico, relacionado con la aparición de enfermedades o dolencias o los de naturaleza social, que nos hacen tener claro el comienzo de esta etapa a partir de la jubilación (…) (Suárez, 2004).
Dentro de los cambios psicológicos acontecidos en esta edad y que se refieren, en este caso, a la forma que sentimos y valoramos las relaciones con el entorno y como nos comportamos, es posible citar a Cumming y Henry con el planteamiento de la Teoría de la Desvinculación (Buendía, 1994). Esta teoría plantea que una vez transpuesta una determinada edad, es normal que las personas vayan reduciendo los roles más activos, busquen otros de menor actividad, reduzcan la intensidad y frecuencia de las interacciones sociales y se vayan centrando cada vez más en su propia vida interior. Las personas van haciéndose cargo del declive de sus actividades a medida que envejecen, y en ese mismo grado se van desvinculando, distanciándose del mundo ruido.
La desvinculación empieza con una demanda de reducción de actividades que tengan que ver con la competitividad y con la productividad y tiene un claro sentido adaptativo realista que, por lo demás, es aceptado y practicado a su vez por la sociedad. De este modo, y de acuerdo con esta teoría, conservarán su autodefinición positiva las personas que vayan sustituyendo progresivamente los roles de más actividad por otros más tranquilos, alejándose de los de más responsabilidad en el sistema productivo y centrándose en el ejercicio de roles periféricos, familiares y de amistad: para que puedan tener y mantener una imagen positiva de si mismos.
Con el envejecimiento se esconden una serie de mitos. Haciendo referencia al tema del aprendizaje de nuevas destrezas y su desarrollo, es útil plantear la creencia de que las personas mayores no pueden aprender nuevas destrezas, sin embargo, la edad no inhabilita a una personas para aprender cosas nuevas; a pesar de que con el paso de los años el funcionamiento cognitivo varíe, esto no significa una limitación para seguir aprendiendo y desarrollándose como persona, así como tampoco la imposibilidad de poder rendir bien en el trabajo.
Los cambios que se van vivenciando con el pasar de los años no deben ser una discapacidad para enfrentar el mundo y para seguir viviendo. Por eso, una de las mejores estrategias a seguir para revertir los mitos e imposiciones de la sociedad es (…) trazar un proyecto de vida acorde con la propia realidad, motivaciones y potencialidades de los adultos mayores, que los llene de satisfacciones (…).
Se puede concluir que los adultos mayores (…) se ven enfrentados ante una situación laboral que marca su vida desde ese instante: la jubilación. (…) han sufrido el desvinculamiento de la empresa desde donde trabajaban (…). Se les ha despedido simplemente por tener la edad legal para dejar de trabajar.
Tras esto, cabe la duda de si realmente no están en edad de trabajar, o si realmente ha decaído su desempeño. Es difícil probar la veracidad de la teoría del desvinculamiento, ya que no sabemos si por llegar a determinada edad se reduce su rol más activo, centrándose cada vez más en su propia vida interior, o si es el impacto del desvinculamiento que se les ha hecho forzosamente por cumplir la edad indicada socialmente para cesar las actividades laborales. (…)
Es imprescindible que los adultos mayores busquen en su interior sus motivaciones, lo que los hace felices, busquen dentro de si mismos toda la experiencia y aprendizaje que tienen y lo vuelquen en actividades que los hagan seguir desarrollándose y generar una mayor esperanza de vida.

martes, 8 de marzo de 2016

Las Mujeres Mayores también son “Mujeres Trabajadoras”



por Ismael Arnaiz Markaida
miembro de Hartu-emanak
Un año más, el 8 de Marzo nos da la oportunidad de rendir homenaje a la Mujer Trabajadora. A tantas y tantas Mujeres Trabajadoras que con su trabajo contribuyen a la creación de riqueza en nuestro País, cosa que no siempre es reconocido.
Pero hay un colectivo de Mujeres, el de las Mujeres Mayores, que, en mi opinión, también merecen un homenaje en el Día de la Mujer Trabajadora. Son Mujeres, en la mayoría, que por aquello de que la atención a la familia no se ha considerado trabajo, ni siguiera se les reconoce el título de “Mujeres Trabajadoras”. Y vaya que sí lo son. O para ser más exacto, vaya que si lo fueron, que lo siguen siendo y que muchas quieren seguir siéndolo.
Son aquellas Mujeres que atendieron a sus maridos, que criaron a los hijos, que algunas de ellas también trabajaron por cuenta ajena, y que ahora, cuando ya son Mayores, cuidan de sus nietos, siguen cuidando de sus maridos, y asumen la responsabilidad del cuidado de cualquier otro miembros de la familia afectado por algún grado de dependencia.
Son Mujeres que merecen un reconocimiento social y un agradecimiento familiar que muchas veces se les niega. Son auténticas heroínas que han sabido superar, con inteligencia y amor, crisis familiares, sociales, económicas, y de todo tipo. Que son el referente y el apoyo de quienes les necesitan.
Y son Mujeres que no se conforman con haber sido Mujeres Trabajadoras, sino que quieren seguir siéndolo, y prueba de ello es que, en asociaciones de Voluntariado, de Solidaridad, de Acción Social, en Universidades de Mayores, en movimientos culturales, etc., , ellas, las Mujeres Mayores, son mayoría.
Por todo esto, también un homenaje de gratitud y reconocimiento a las Mujeres Mayores Trabajadoras, en el Día de la Mujer Trabajadora.