lunes, 20 de febrero de 2017

El desprecio de la Experiencia




Carlos Carnicero
La jubilación se entendía en la antigüedad como el reconocimiento y la gratitud por una larga vida de servicios prestados. Se creía que la entrega a una dedicación, a un servicio, era merecedora de un descanso cómodo. Entonces, en la antigua Roma, la palabra de los ancianos jubilados era escuchada con respeto y se valoraba su experiencia como fuente de sabiduría.
Hoy el concepto tiene otras acepciones. Mantiene la primigenia pero se le han añadido otros significados, algunos coloquiales e incluso despectivos. Se jubila antes de tiempo a quien se cree que ya no sirve o a quien estorba a los planes de la empresa. Se jubila antes de tiempo para abaratar costes, contratando personas que sustituyan a quienes llevan mucho tiempo y ganan un salario más elevado
Estamos viendo cómo grandes compañías, incluso algunas de ellas como Televisión Española, que es una empresa pública, adelgazan sus nóminas mandado a casa a profesionales todavía jóvenes sin tener en cuenta su experiencia y sin considerar el valor del trabajo que realizan. En esos horizontes, cumplir 50 años es casi un certificado de que jamás se volverá a disfrutar de un contrato. Se produce la paradoja de que aumenta la vida, la vida útil, y sin embargo, la tendencia es acortar la vida laboral. Se dispone de salud y de capacidad durante más tiempo, gracias a los avances de la ciencia y, sin embargo, se desprecia esa capacidad y se aparta del mercado de trabajo a personas competentes sólo porque llevan más tiempo en las empresas o sencillamente por su edad. Quien no esté cerca de estos sucesos  podría pensar en la ventaja de pasar a una situación pasiva compensado con una pensión antes de lo que la ley y la lógica imponen como razonable. Pero en muchos casos, una prejubilación o jubilación anticipada es un desplazamiento prematuro en el viaje de la vida en donde los hábitos y las costumbres, los proyectos, los sueños y las ambiciones no se han terminado de realizar. Se le da descanso a quien muchas veces no lo quiere y no por ayudarle sino por quitarle de en medio. Además del perjuicio que pueda causar individualmente, la jubilación anticipada es un despilfarro de la experiencia acumulada.
Considerar la juventud como un valor en sí mismo es una estupidez. La responsabilidad social de la empresa es un compromiso de capa caída arrastrado por los criterios puramente utilitaristas en los que se desprecia la calidad y se busca el abaratamiento de los costes. La pretensión de que la empresa es un lugar de encuentro entre la propiedad del capital y los trabajadores no se sostiene en quienes por criterio de economía de costos desprecian la dedicación. Al contrario de la Roma antigua, donde jubilar era reconocer, se impone en esta sociedad globalizada que jubilar es apartar. Renovación es una palabra ahora consagrada hasta en la Política. La tendencia es renovar por renovar, no en función de abrir paso a quienes se considera que pueden ser los mejores pero conservando a quienes ya lo han demostrado. Es también una trampa para los más jóvenes porque las pretendidas facilidades de promoción son sólo los primeros peldaños para quitarlos de en medio cuando haya otros más baratos.

martes, 14 de febrero de 2017

Presente convulso y futuro incierto



baketik

Está extendida la convicción de que las generaciones más jóvenes por primera vez vivirán peor que sus progenitores. En 1917, al menos en la Europa de la I Guerra Mundial, toda una generación quedaba diezmada entre las trincheras y los frentes de guerra. Hoy, cien años más tarde, las nuevas generaciones, son hijos e hijas de sistemas calificados como democráticos, y cuentan con derechos, no sólo civiles y políticos, sino en muchos casos, económicos y sociales. Sin embargo, parece que el presente destila tristeza y, el futuro, se muestra incierto. Los numerosos hechos y actos que consideramos injustos y generadores de sufrimiento, así como la sobreexposición mediática de algunos de ellos (no de todos), nos ubican ante un contexto muy convulso.
Cinco procesos generadores de sufrimiento injusto:
·       Crisis económicas: Por primera vez en décadas, el epicentro de la crisis económica se ubicaba en las economías de norte. Muchas de las personas que no vieron venir aquella crisis, dicen hoy que lo peor ha pasado. Los datos de desempleo y la precarización laboral, entre otros datos, nos dicen lo contrario. Son muchas las personas que han visto reducidas significativamente sus condiciones de vida. Una gran mayoría ha visto en su propia familia las consecuencias de la crisis. Nada indica que los errores se hayan corregido. No son pocas las voces que consideran que debe ser el mercado y no el Estado y sus políticas públicas, el que debe regular la economía. Un mercado que no entiende de necesidades humanas, sino de demanda de bienes y servicios. Un mercado que deja bienes comoel empleo o la vivienda en manos de su lógica de oferta y demanda. Un mercado para el que la protección social se ha convertido en chivo expiatorio de la crisis.
·       Guerras y terrorismos: La violencia para usos políticos y económicos ha sido protagonista también de los primeros años del siglo XXI. Los frentes de guerra en gran medida han dejado paso a guerras de menor intensidad, pero en las que la población civil es la victima por excelencia.
A ello se le ha unido el denominado “terrorismo internacional”. Un fenómeno que se ha instalado en el imaginario colectivo, con los diversos asesinatos masivos, atentados o actos individuales, que en nombre de causas concebidas como superiores a la dignidad humana, han acabado con la vida de miles de personas y extendido un arma muy peligrosa: el miedo. No son objetivamente los países europeos lo más afectados por este fenómeno, pero es evidente que hoy Europa vive atemorizada, incluso de puertas hacia dentro.
·       Personas refugiadas: Los conflictos olvidados, asícomo la continuidad de guerras con mayor seguimiento mediático, como es el caso del de Siria, han generado un aumento alarmante del número de personas que huyen de la guerra. Durante décadas, eran muchas las personas que se veían desplazadas en sus propios países, o que incluso debían refugiarse en otros. La novedad ha sido que hoy Europa está en primera fila de tan triste espectáculo. El mar Mediterráneo, se ha convertido en una trampa mortal para miles de hombres, mujeres y niños porque, hablando con honestidad, una gran parte de la clase política comunitaria ha decidido que la Unión Europea cierre sus puertas y olvide, no sólo su pasado como población refugiada, sino también uno de sus principales valores: la defensa de la dignidad de las personas.
·       Medio ambiente: Un día tras otro, podemos conocer las consecuencias que el mal trato al que la humanidad viene sometiendo al planeta, estáproduciendo. El calentamiento global, el aumento de los desastres naturales, la deforestación, la reducción de la diversidad animal...se han convertido en noticias ordinarias cuyo mensaje deberíamos tomar como claramente alarmante. Por si ello fuera poco, no sólo estamos sufriendo ya las consecuencias de este proceso, sino que además estamos hipotecando, claramente, el futuro de las próximas generaciones.
·       Desigualdad entre mujeres y hombres: Son muchos y grandes los avances que se han producido en el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Sin embargo, salta a la vista que la desigualdad, persiste. En muchos países esa desigualdad se presenta en sus formas más extremas: desigual o inexistente acceso a la educación o la salud, uso de las violaciones y agresiones hacia ellas como parte de la táctica de la guerra; o en una mayor tasa de empobrecimiento. En nuestro entorno, la violencia de género es su parte más visible aunque la desigualdad toma formas menos impactantes, pero no por ello menos denunciables como: la discriminación salarial; la sobrecarga de todo lo relacionado con los cuidados; el trato que los medios de comunicación hace en general de todo lo relacionado con las mujeres...

jueves, 9 de febrero de 2017

Decálogo para tener una buena salud mental



 

doctor Enrique Rojas

1.- Conócete a ti mismo. Esto es, has de saber cómo eres, qué quieres, cuáles son tus aptitudes y tus limitaciones. Ten apresada la clave de ti mismo.
2.- Ten un buen equilibrio entre corazón y cabeza, entre sentimientos y razones. Afectividad e inteligencia son las dos características de nuestra persona y lo son en manejo simultáneo y en la debida proporción.
3.- Supera, digiere y purifica las heridas del pasado. Asume el pasado, no le des vueltas, no te tortures por él y ábrete al futuro desde el presente. No vivas resentido, atrapado en la tupida red del rencor.
4.- Fórjate un proyecto de vida razonable, realista, coherente, con tres grandes notas hospedándose en su seno: amor, trabajo y cultura.
5.- Mantén tu voluntad sólida, recia, firme, compacta, consistente, educada y fiel al orden, la constancia, la motivación y la disciplina.
6.- El gobierno más importante es el gobierno de uno mismo. Sé señor de tu vida, aprende a desdramatizar, dale a las cosas la importancia que tienen y no pierdas los estribos a pesar de las dificultades.
7.- Fíjate en modelos de identidad positivos, atrayentes, fuertes, llenos de coherencia interior. No te dejes seducir por modelos vanos y efímeros, aunque estén de moda y salgan en los Medios de Comunicación.
8.- Aprende a convivir desde la tolerancia y el respeto al otro, y capacítate para ella. Ten paciencia y lo lograrás.
9.- Encuentra y no pierdas el sentido de la vida: has de saber adónde te diriges y de qué medios dispones, has de llenarte de razones para vivir y has de luchas para que se den las menores contradicciones posibles.
10.- Cuida tu salud física y llena tu alma de esperanza y de trascendencia.