Pedro Zarrageta
No todas las
religiones son del amor. Hay muy diversas religiones que propugnan cosas
diversas, con lo que los humanos podemos elegir.
Por ejemplo
hay una de ellas que es la del “ojo por ojo, diente por diente” (la ley del
talión aparece en Éxodo 21:23-25, en Levítico 24:18-20 y en Deuteronomio 19:21), lo cual viene a ser algo así
como “no me toques las narices que entonces voy yo y te rompo las tuyas”. Es cierto
que esta religión tiene en sus orígenes un acierto ya que fue la primera religión
monoteísta. Comprendieron que eso de que hubiese muchos dioses no podía ser
posible.
Claro que
este asunto monoteísta fue más bien resultado de un hijo contestatario a su
padre más que “inspiración divina”. Abraham (1813 a. C. - 1638 a. C)
era hijo de Teraj, allí en Ur (cerca
de la desembocadura del río Éufrates en el actual Irak). Teraj era un tallador
y comerciante-vendedor de imágenes de dioses que se adoraban en aquel entonces en
el estado de Mesopotamia. Un día de
fiesta en el templo, Teraj se fue a él con su familia, pero dejó a su hijo
Abram al cuidado del negocio. A su vuelta se encontró la tienda en ruinas y al
preguntarle a su hijo este le respondió: “Los ídolos empezaron a pelear y el
ídolo más grande le pegó a todos los demás!”.
Lógicamente Teraj
despachó de casa a su hijo Abraham y allá se fue con su monoteísmo. Abraham es considerado
el primero de los tres patriarcas del judaísmo. La narrativa bíblica cuenta que
es llamado por Dios a dejar la casa de
su padre y establecerse en la tierra prometida de Canaán (Canaán es la denominación antigua de
una región situada entre el mar Mediterráneo y el río Jordán y que abarcaba
parte de la franja sirio-libano) a 1.600 km de distancia, y que por cierto ya
estaba ocupada por otras personas, a los que desplazaron. ¿Os suena de algo esto?
En el 722 a.
C. los habitantes del norteño Reino de Israel son expulsados a Asiria (una región
del norte del actual Irak en torno a Mosul) como consecuencia de una guerra con
los asirios. Posteriormente en el 586 a. C. los habitantes del sur tambien son
deportados a Babilonia (a 100 km al sur de Bagdad) también como consecuencia de
otra guerra. Luego volvían
de donde habían sido desplazados, encontraban el territorio ocupado y lo volvían
a conquistar desplazando a los allí establecidos.
Pasaron 1.700
años desde que se establecieron inicialmente en ese territorio para que un judío
educado en esta religión les dijese: Ni hablar lo
del ojo por ojo, diente por diente; la religión es amor; “Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la
otra” (Lucas
6:29, y Mateo 5:39).
Claro que
esto no les gustó a sus compañeros de religión. Así que fueron a donde los
Romanos que en aquel entonces era como acudir a los americanos (los dominadores
del mundo) y les dijeron: “Éste, aunque sea de los nuestros, no nos gusta” “¿Y qué queréis que hagamos con
él?”. “Crucifícalo”. Y los romanos creyendo que con esto aplacaban a
aquellos judios tan protestones, lo hicieron. Pero no les sirvió de nada, porque 66 años después
se metieron en guerra contra los romanos que no terminaron hasta el año 73 en que
los romanos les aplastaron y solo se libraron los que huyeron con su ley del “ojo
por ojo”. Pero esto no fue más que el comienzo. En el 115 los judíos
mesopotámicos se rebelaron contra
Roma, el emperador Trajano, a fin de consolidar la frontera oriental del
Imperio romano lanzó una gran campaña contra el Imperio parto.
Así continuó
el asunto de forma que desde la época
de Jesucristo a la de Mahoma, el número de judíos experimentó un
descenso de cerca de 4 millones: de entre 5 y 5,5 millones a comienzos
del siglo I a tan solo 1 o 1,2 millones a comienzos del siglo
VIII. Las matanzas relacionadas con la
guerra y la reducción general de la población explican cerca de la mitad
de esa disminución. (Referencia Los pocos elegidos. La influencia decisiva de
la educación en la historia del pueblo judío, 70-1492. Maristella
Botticini, Zvi Eckstein
2014)
Que paso
entonces? Lo veremos en la próxima entrada
No hay comentarios:
Publicar un comentario