domingo, 15 de septiembre de 2013

Del modelo económico vigente, luces y sombras (1ª parte)



por Marcelino Calle.

El modelo vigente, funciona con un sistema de fabricación que tiende a emplear la menor mano de obra posible, está claro que las maquinas trabajan más y mejor en todos los sentidos, por tanto si quieres ser competitivo, utiliza tecnología punta. Esta forma de actuar no es un capricho del empresario, la competencia obliga, el sistema está montado así, fabricar cada vez con menos mano de obra. La pega es que el sistema también se carga al cliente, cuanta más gente en el paro, menor es la demanda y el sistema se colapsa. Por tanto un sistema así planteado a la larga no es viable, porque trabaja según la demanda, y si esta tiende a desaparecer, la fabricación de cualquier producto no tiene objeto.

Un breve apunte sobre la inversión, porque no siempre es sinónimo de creación de empleo. Cuando se invierte en la industria, solo crea empleo temporalmente, cuando se está construyendo, luego cuando se pone en marcha con la nueva tecnología, la consecuencia inmediata es la creación de desempleo en alguna parte. Con este sistema siempre pasa lo mismo, AHV es un buen ejemplo, pasó de 15.000 empleados a 500, y si no lo hacen las inversiones realizadas, desaparece, el sistema le obliga. Mas tecnología  y 14.500 personas al paro o en el mejor de los casos subsidiadas, algo que no siempre se puede hacer.

Nuestro sistema económico que tanto nos ha servido, se ha quedado obsoleto porque:

  •  Solo cubre las necesidades de aquellos que pueden pagar.
  •  No puede satisfacer, ni está pensado para cubrir  las necesidades que el conjunto      de  la sociedad demanda.
  •  Es una fábrica de hacer parados.

Los elementos necesarios para la producción son cuatro: mano de obra, materia prima, tecnología y por último y de menor importancia la financiación. Si falta uno de los tres citados en primer lugar, la producción es imposible, si falta la financiación se la puede crear, no es un elemento primordial.

En estos momentos la financiación tiene las características siguientes:

  • Lo primero que hay que decir es que está muy sobrevalorada y pasa de ser un elemento prescindible a ser imprescindible.
  • Tiene todo el poder. El poder económico está  por encima del poder político y marca el destino de las personas, incluso el de las naciones, tiene todos  los  derechos,  no hay nadie habilitado para pedirle responsabilidades y no está sujeta a ninguna norma ética ni moral.
  •  Actúa solo en función de sus propios intereses, en consecuencia el bienestar humano no le interesa, incluso no le importa que se deteriore, si a cambio obtiene beneficios.
  •  En los últimos tiempos, es el causante por decisión propia, del deterioro de la economía mundial y la desesperación de millones de hombres y mujeres.

La solución de nuestros problemas pasa naturalmente por la no dependencia del sistema financiero actual, que impone los criterios que le interesan no solo con su dinero, si no también con el nuestro y esto es lo más absurdo, lo más doloroso y lo más aberrante.

En consecuencia en imprescindible caminar hacia una banca pública bien gestionada, que tenga claro desde el primer momento que:

  •   Está al servicio de las personas.
  •  Tiene que ser un instrumento para dinamizar la economía.
  • Tiene que servir a una economía sostenible que produzca bienes y servicios para todos

Esta banca pública que en Europa podía ser algo similar en cuanto a estructura al BCE se dotaría con las aportaciones del público en general, estaría bajo control político y su misión, servir al bien común, con auténtica vocación de servicio y teniendo claro que solo es un instrumento.

Debemos tender hacia una economía que no sea excluyente, donde todos puedan aportar y así producir los bienes y servicios que satisfagan de forma razonable las necesidades de todas las personas. Si conseguiríamos que todos trabajasen, que por otra parte es lo normal y lógico, sería posible trabajar menos y vivir más, todo ello sin renunciar a la calidad de vida actual, la tecnología vigente nos permite una altísima productividad, siempre respetando el medio ambiente y teniendo también claro que la economía tiene que ser sostenible, es el único argumento aceptable que puede ser asumido aun en el supuesto que haya confrontación de intereses con el abastecimiento de las personas.

Tenemos que pasar de una economía de confrontación donde el paradigma es la competitividad a otra de colaboración, de una economía que solo produce para el que paga, a otra que produzca según las necesidades a satisfacer, ahí está la cuestión: fabricar para cubrir las necesidades de todos y no solo para la demanda solvente, para ello se necesita un cambio radical, primero de mentalidad, luego colocar el dinero donde le corresponde, es decir subordinado a los intereses de las personas. No es lógico, no tiene sentido que muchas personas no tengan sus necesidades cubiertas, algunas de ellas al límite de la subsistencia, solo porque un sistema, que tiene todas las posibilidades en sus manos, no le dé la gana de actuar, o lo considere que va contra sus intereses.

Portugalete, 26 de agosto de 2013


FIN PRIMERA PARTE

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