por Marcelino Calle.
El modelo vigente, funciona con un sistema
de fabricación que tiende a emplear la menor mano de obra posible, está claro
que las maquinas trabajan más y mejor en todos los sentidos, por tanto si
quieres ser competitivo, utiliza tecnología punta. Esta forma de actuar no es
un capricho del empresario, la competencia obliga, el sistema está montado así,
fabricar cada vez con menos mano de obra. La pega es que el sistema también se
carga al cliente, cuanta más gente en el paro, menor es la demanda y el sistema
se colapsa. Por tanto un sistema así planteado a la larga no es viable, porque
trabaja según la demanda, y si esta tiende a desaparecer, la fabricación de
cualquier producto no tiene objeto.
Un breve apunte sobre la inversión, porque
no siempre es sinónimo de creación de empleo. Cuando se invierte en la
industria, solo crea empleo temporalmente, cuando se está construyendo, luego
cuando se pone en marcha con la nueva tecnología, la consecuencia inmediata es
la creación de desempleo en alguna parte. Con este sistema siempre pasa lo
mismo, AHV es un buen ejemplo, pasó de 15.000 empleados a 500, y si no lo hacen
las inversiones realizadas, desaparece, el sistema le obliga. Mas tecnología y 14.500 personas al paro o en el mejor de los
casos subsidiadas, algo que no siempre se puede hacer.
Nuestro sistema económico que tanto nos ha
servido, se ha quedado obsoleto porque:
- Solo cubre las necesidades de aquellos que pueden pagar.
- No puede satisfacer, ni está pensado para cubrir las necesidades que el conjunto de la sociedad demanda.
- Es una fábrica de hacer parados.
Los elementos necesarios para la producción
son cuatro: mano de obra, materia prima, tecnología y por último y de menor
importancia la
financiación. Si falta uno de los tres citados en primer
lugar, la producción es imposible, si falta la financiación se la puede crear,
no es un elemento primordial.
En estos momentos la financiación tiene las
características siguientes:
- Lo primero que hay que decir es que está muy sobrevalorada y pasa de ser un elemento prescindible a ser imprescindible.
- Tiene todo el poder. El poder económico está por encima del poder político y marca el destino de las personas, incluso el de las naciones, tiene todos los derechos, no hay nadie habilitado para pedirle responsabilidades y no está sujeta a ninguna norma ética ni moral.
- Actúa solo en función de sus propios intereses, en consecuencia el bienestar humano no le interesa, incluso no le importa que se deteriore, si a cambio obtiene beneficios.
- En los últimos tiempos, es el causante por decisión propia, del deterioro de la economía mundial y la desesperación de millones de hombres y mujeres.
La solución de nuestros problemas pasa
naturalmente por la no dependencia del sistema financiero actual, que impone
los criterios que le interesan no solo con su dinero, si no también con el
nuestro y esto es lo más absurdo, lo más doloroso y lo más aberrante.
En consecuencia en imprescindible caminar
hacia una banca pública bien gestionada, que tenga claro desde el primer
momento que:
- Está al servicio de las personas.
- Tiene que ser un instrumento para dinamizar la economía.
- Tiene que servir a una economía sostenible que produzca bienes y servicios para todos
Esta banca pública que en Europa podía ser
algo similar en cuanto a estructura al BCE se dotaría con las aportaciones del
público en general, estaría bajo control político y su misión, servir al bien
común, con auténtica vocación de servicio y teniendo claro que solo es un
instrumento.
Debemos tender hacia una economía que no
sea excluyente, donde todos puedan aportar y así producir los bienes y servicios
que satisfagan de forma razonable las necesidades de todas las personas. Si conseguiríamos que todos trabajasen, que
por otra parte es lo normal y lógico, sería posible trabajar menos y vivir más,
todo ello sin renunciar a la calidad de vida actual, la tecnología vigente nos
permite una altísima productividad, siempre respetando el medio ambiente y
teniendo también claro que la economía tiene que ser sostenible, es el único
argumento aceptable que puede ser asumido aun en el supuesto que haya
confrontación de intereses con el abastecimiento de las personas.
Tenemos que pasar de una economía de confrontación donde el paradigma es la competitividad a otra de colaboración,
de una economía que solo produce para el que paga, a otra que produzca según
las necesidades a satisfacer, ahí está la cuestión: fabricar para cubrir las
necesidades de todos y no solo para la demanda solvente, para ello se necesita
un cambio radical, primero de mentalidad, luego colocar el dinero donde le
corresponde, es decir subordinado a los intereses de las personas. No es
lógico, no tiene sentido que muchas personas no tengan sus necesidades
cubiertas, algunas de ellas al límite de la subsistencia, solo porque un
sistema, que tiene todas las posibilidades en sus manos, no le dé la gana de
actuar, o lo considere que va contra sus intereses.
Portugalete, 26 de agosto de 2013
FIN PRIMERA PARTE
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