María Alonso Trueba
Alumnas de Educación Social de la Escuela de
Magisterio de la EHU /UPV
en prácticas en Hartu-emanak
La jornada del pasado jueves 28 de
noviembre sobre la solidaridad intergeneracional y el envejecimiento activo
(Taller de proyectos intergeneracionales celebrado en Portugalete), me hizo
reflexionar sobre algunas cuestiones que se mencionaron allí y creo importante destacar
las siguientes.
Las percepciones que unas personas
tenemos acerca de otras juegan un papel importante en nuestra voluntad de
acercarnos y mantener relaciones con otros. Se ha planteado mucho el tema de
cómo son percibidas las personas mayores por el resto de miembros de la sociedad. Según estudios
contrastados las personas mayores son percibidas por la sociedad, sobre todo,
como molestas, inactivas y tristes. Esta visión contrasta con la que tienen las
personas mayores de sí mismas: más divertidas, menos tristes y más activas de
lo que los demás piensan. Lo preocupante de datos como estos es que muchas
personas mayores tienden a comportarse en base a la imagen dominante de la sociedad. Este es otro
motivo para impulsar relaciones intergeneracionales positivas, que mejoren la
imagen que las generaciones más jóvenes tienen de las personas mayores.
Otro punto a destacar son las relaciones
abuelos-nietos, suelen ser positivas, y se ponen en marcha sobre la base del
respeto y del cariño. La gran mayoría de las personas mayores se sienten
bastante o muy satisfechas con su relación con los nietos; y, en el caso de
actuar de cuidadores, prevalece la sensación de que cuidar a los nietos es más
un placer que una obligación.
Pero la realidad es que existen estereotipos y generalizaciones
alrededor de todo aquello que rodea a las personas mayores, que ha significado
sobre todo la emergencia de una realidad que es preciso reconocer, una nueva
generación de personas mayores.
En cuanto al contexto social creo que pretende adoptar una visión
del envejecimiento como un proceso natural en la vida de las personas, una
experiencia positiva, y no como un problema. Que requiere un cambio de las
actitudes sociales, a partir de la superación de aquellos discursos que
transmiten un concepto de persona mayor pobre, infantil y limitado. Queremos
conseguir la inclusión y participación activa en la sociedad del colectivo de
personas mayores, más allá del ámbito del bienestar social al que
tradicionalmente se ha circunscrito su participación, en todas las esferas y
dimensiones de la política, y en contra de una “exclusión por edad”.
El envejecimiento
positivo tiene que ir más allá de la participación de las personas mayores en
iniciativas solidarias. La incorporación de otras dimensiones como fuente de
participación social es necesaria para que se represente la realidad de las
personas mayores y su aportación a la sociedad.
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