de “Los Programas
Intergeneracionales”
Publicación Hartu-emanak
“Es necesario fortalecer la
solidaridad entre las generaciones y las asociaciones intergeneracionales, teniendo
presente las necesidades particulares de los más mayores y los más jóvenes, y
alentar las relaciones solidarias entre generaciones” Naciones Unidas – Conclusiones de la II Asamblea Mundial
sobre Envejecimiento – Madrid 2002
El desarrollo histórico
de los Programas Intergeneracionales (PI) puede dividirse en tres fases.
Podemos señalar la primera en Estados Unidos, en las décadas de los sesenta y
setenta (del siglo XX), siendo la razón de ser de estos programas el
distanciamiento ente las generaciones. La segunda fase, hasta los años noventa,
y también situada en Estados Unidos, pasó a estar caracterizada por la
utilización de los PI para abordar problemas sociales relacionados con las
necesidades culturales, sociales y económicas. Por último, en la tercera fase,
en la que nos encontramos, además del incremento del uso de los PI como
instrumento para el desarrollo comunitario, estamos siendo testigos de la
emergencia de estos programas en el entorno europeo.
Como ha quedado apuntado,
los primeros PI nacieron a finales de los años sesenta fruto de la creciente toma
de conciencia de que la separación geográfica de miembros jóvenes y mayores de
las familias, consecuencia de la reubicación familiar debida a los cambios en
el mercado laboral, estaba teniendo efectos negativos sobre dichos miembros y
sobre las relaciones entre ellos. Esta separación estaba ocasionando la pérdida
de interacción entre mayores y jóvenes, el aislamiento de las personas mayores
y la aparición de percepciones mutuas erróneas, mitos y estereotipos, entre
estas generaciones. Como consecuencia de estos cambios y efectos se organizaron
los primeros PI.
Dos décadas más tarde, en
la segunda fase, los PI cambiaron su razón de ser: pasaron a ocuparse de paliar
problemas que afectaban a esas poblaciones más vulnerables, niños/jóvenes y
personas mayores: la baja autoestima, el abuso de las drogas y el alcohol, los
bajos resultados escolares, el aislamiento, la falta de sistemas de apoyo
adecuados, el desempleo y la desconexión con la familia y con la sociedad.
A comienzo de los años
noventa los PI ampliaron su espectro de actuación e intentaron apoyar los
esfuerzos para revitalizar las comunidades, lo que, a la larga, podría traer
consigo la reconexión de las generaciones. Este último objetivo es quizá el que
está más en sintonía con la construcción de una sociedad para todas las
edades.
A finales de esta misma
década comenzaron a desarrollarse los PI en Europa. Aparecen como respuesta a
problemáticas tales como la difícil integración de las personas inmigrantes, en
el caso de Holanda, como cuestiones políticas relacionadas con la inclusión y
los nuevos roles de las personas mayores, en el Reino Unido, o como la
percepción de una cierta crisis en los modelos de solidaridad familiar
tradicionales y el interés por impulsar un envejecimiento activo, en el caso de
España.
La mejor muestra de esta
especie de despertar de los PI fue la creación, en 1999, del Consorcio
Internacional para los Programas Intergeneracionales (ICIP), como respuesta a
la insistencia de Naciones Unidas, hacia los Estados, a considerar la práctica
intergeneracional como un método para promocionar la inclusión social y
aumentar el capital social.
Los objetivos del ICIP
son los siguientes:
· Desarrollar
métodos sistemáticos que permitan comprender por qué funcionan los programas intergeneracionales.
·
Fomentar
la importancia de los programas intergeneracionales como agentes del cambio
social global.
y las características que
el ICIP ha definido como esenciales para el éxito de los programas
intergeneracionales, son las siguientes:
·
Demuestran
tener beneficios mutuos para los participantes.
· Establecen
nuevas funciones y/o perspectivas sociales para los participantes jóvenes y
ma- yores.
·
Pueden
involucrar a múltiples generaciones y han de incluir, como mínimo, a dos
generaciones no contiguas y no de la misma familia.
· Promueven
una mayor concienciación y una mejor comprensión entre las generaciones más
jóvenes y de más edad y una mayor autoestima para ambas generaciones.
·
Se
ocupan de cuestiones sociales y políticas importantes para las generaciones
implicadas.
·
Incluyen
los elementos que caracterizan a una buena planificación programada.
·
En
ellos se desarrollan las relaciones intergeneracionales.
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