Ismael
Arnaiz Markaida
Publicado
en DEIA 29 octubre 2017
Mucho se ha
hablado de aquel baby boom que, según
los demógrafos, comenzó en 1957 y que se caracterizó por unas tasas de
natalidad muy superiores a las de años anteriores. Aquel periodo del baby boom sorprendió a nuestros
gobernantes y se produjo, entre otras cosas, una falta terrible de puestos
escolares. La imaginación y el esfuerzo de muchos padres y madres paliaron en
parte la falta de previsión de los gobernantes: construyendo ikastolas y
cooperativas de enseñanza,
Pues bien,
aquellos primeros niños del baby boom
que nacieron en 1957, este año 2017, cumplen sesenta años, y por tanto,
demográfica y socialmente, ya se les considera personas mayores. Esto quiere decir
que vamos a tener un periodo, a partir de este año, que bien podríamos
llamarlo, desde el punto de vista demográfico, como el senior boom.
Y aquí viene la
pregunta: ¿También esto les sorprenderá a los gobernantes y por tanto faltarán
políticas que permitan atender las necesidades, de toda índole, de tantas
personas mayores?
Y como para
recibir hay que dar, nos podemos hacer otra pregunta: ¿Nuestros gobernantes van
a saber aprovechar el potencial humano, los conocimientos y experiencias de
tantas personas mayores, que seguimos siendo ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho, para que, al mismo tiempo que
disfrutamos de un envejecimiento saludable, podamos ser socialmente rentables?
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