Extraído de “Los Derechos de las Personas
Mayores
y la prevención del mal trato”
Por Francisco Javier
Leturia y Nerea Etxaniz
La Primera
Asamblea Mundial sobre Envejecimiento (Viena,
1982) supuso un hito en la toma de conciencia del fenómeno del envejecimiento y
en las políticas sociales hacia las personas mayores.
Veinte años más tarde, Naciones Unidas
convocó la II
Asamblea Mundial sobre Envejecimiento en Madrid,
en 2002, fruto de la cual fue el Plan de Acción Internacional sobre el
envejecimiento. En la
Declaración Política aprobada por la Asamblea se expresa el
compromiso de los participantes para la eliminación de todas las formas de
discriminación, entre otras la discriminación por edad. Igualmente, en el Plan
de Acción, se expresa que el objetivo de dicho Plan consiste en garantizar que
en cualquier país o lugar la población pueda envejecer con seguridad y dignidad
y que las personas de edad puedan continuar participando en sus respectivas
sociedades como ciudadanos con plenos derechos.
De forma paralela, el Foro Mundial de
Organizaciones no Gubernamentales señaló que, aunque la Declaración Universal
y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos no incluyen prohibición
específica alguna a la discriminación por edad, ésta es una situación que
padecen las personas mayores de todo el mundo en múltiples circunstancias:
graves dificultades económicas, limitaciones en el acceso a los servicios de
salud, ausencia de servicios sociales, graves carencias en vivienda y en
condiciones de vida, exclusión de la cultura y educación, trato inadecuado,
escasa participación en la vida social y política.
Según el documento de conclusiones de dicho
Foro, los derechos humanos de las personas mayores no son reconocidos en
muchos lugares del mundo y por ello se reclama la estricta e íntegra aplicación
de la
Declaración Universal de Derechos Humanos, recordando que
ésta debe ser vigente para toda la ciudadanía, sin distinción de edad. La
plena inclusión de las personas mayores en la vida social y económica de sus
respectivas sociedades, el aprovechamiento de sus capacidades y experiencias y
la defensa de sus derechos ante cualquier tipo de discriminación constituyen
las aspiraciones esenciales del Foro Mundial de Organizaciones no
Gubernamentales. Entre sus conclusiones reclama “la redacción de una convención promovida por las Naciones
Unidas para la eliminación de cualquier forma de discriminación hacia las
personas mayores, como instrumento de rango superior que realmente protegería
los derechos humanos de este grupo de población”.
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