Una sociedad para todas las edades
Ismael Arnaiz Markaida
Asociación Hartu-emanak
El
día 29 de Abril está declarado como Día Europeo para la Solidaridad y
Cooperación entre Generaciones. Y si de algo tiene que servir esta declaración,
es para reflexionar sobre la necesidad de construir una Sociedad para todas las
Edades.
Desde
finales del siglo pasado, Naciones Unidas viene formulando la necesidad de
construir una “sociedad para todas las edades”, y son muchas las opiniones que
consideran que, si aumentamos y organizamos de modo adecuado las oportunidades
que las personas de una generación pueden tener para relacionarse con personas
de otras generaciones, se puede conseguir que un mayor número de esas personas
decidan aprovechar la ocasión y practicar más la interacción intergeneracional.
Asumida
esta opinión, es fácil considerar que cuantas más relaciones entre las
generaciones se produzcan, más cerca estaremos de eliminar alguna de las
barreras que impiden, hoy por hoy, que nuestras sociedades sean realmente “para
todas las edades”.
En
una encuesta realizada por el Observatorio de Mayores del INSERSO, se vio que
el estar con niños o con jóvenes (fuera del ámbito familiar), tan sólo era la
décima actividad más frecuente de las personas mayores encuestadas.
Este
dato nos plantea, al menos, dos preguntas: ¿es posible pensar en implantar una
“sociedad para todas las edades” sin tener facilidades para mantener relaciones
cotidianas con otras personas de
distintas edades? ¿nos conformamos con estar bien, o de lo que se trata es de
poder estar bien juntos?
Con
el fin de dar respuestas adecuadas a estas preguntas, en la II Asamblea Mundial
sobre el Envejecimiento celebrada en Madrid en 2002, se reconoció que “es
necesario fortalecer la solidaridad y la cooperación entre generaciones, (...)
apoyando las actividades tradicionales y no tradicionales de asistencia mutua
intergeneracional dentro de la familia, la vecindad y la comunidad”
Y
para ello, los Programas Intergeneracionales, diseñados y desarrollados con el objetivo
de promover la ayuda mutua y el intercambio de conocimientos y experiencias,
entre distintas generaciones, pueden
ayudar a eliminar, o al menos a disminuir, las barreras que dificultan el
contacto y las relaciones intergeneracionales, y facilitar el objetivo, marcado
por Naciones Unidas, de “construir una sociedad para todas las edades”.
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