lunes, 30 de enero de 2017

Aspectos psicológicos de la Jubilación





Colaboración
Todas las personas desde que nacemos vamos pasando por sucesivas etapas: infancia, adolescencia, juventud, madurez.
Cada etapa tiene características propias. Vamos cambiando y vamos configurando nuestro carácter y personalidad. E l éxito está en salir airosos de cada etapa y encarar con garantías la siguiente.
A nadie se le oculta que la jubilación es un gran cambio: de personas activas pasamos a "clase pasiva" y en lugar de un salario tenemos una pensión. Las horas que hasta la jubilación dedicamos al trabajo, al día siguiente de la jubilación las tenemos libres. Los cambios afectan a la calidad de vida, a lo económico, a la esfera social, a la esfera psíquica, a toda la vida.
La jubilación ya no es sinónimo de vejez ni de incapacidad. Entramos en la jubilación en buen estado físico y mental.
La jubilación, se dice, que es un cambio vital. Hay que adaptarse a una nueva situación. Cada uno tiene que buscarse su nuevo status, su nuevo papel en la vida.
Los especialistas hablan del síndrome de la jubilación que se manifiesta en insomnio, disminución de la libido, alcoholismo, ansiedad, pesimismo, depresión, disminución de relaciones sociales y otros. No se da en todos ni en todos por igual.
Un 25% de jubilados lo sufre. Puede durar entre sieíe y doce meses. De pende de que uno se organice.
En cualquier caso es una etapa nueva de la que se suele conocer muy poco y ante la que se prepara muy poco. Nadie va de viaje sin saber a dónde va. Los viajes se preparan.
Para salir airosos de este cambio y entrar con buen pie en esta nueva etapa de nuestra vida tenemos que tener, en primer lugar, una actitud optimista ante la vida y de confianza en nosotros mismos.
Una buena pista para esto la dan los programas actuales sobre la tercera edad.
Estos programas insisten en la capacidad de aprendizaje de las personas mayores.
También insisten en que tenemos que buscar algo que nos guste y nos motive. El desarrollo personal no tiene límites cronológicos. La capacidad de aprender no la marca la edad. L a satisfacción por aprender potencia a las personas.
También estos programas insisten en mantener las relaciones sociales que hasta entonces se tenían e incluso hacer nuevas.
Hay que llenar las horas que antes dedicábamos al trabajo en actividades positivas para cada uno y para el entorno familiar y para la sociedad. Si abrimos los ojos veremos en nuestro entorno muchas cosas que podemos hacer. Y eso es lo que nos dará una pista para construir nuestro papel en la vida. Estas actividades tienen formas de hobbys, de necesidades de otros, de atenciones familiares, y compromisos sociales.
En resumen: hoy día es evidente que el cambio que supone la jubilación nos lleva a otros lugares que tal vez desconocíamos y en los que podemos vivir con satisfacciones y siendo útiles.

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