Por Diego Ramiro Fariñas, Rogelio Pujol
Rodríguez,
y Antonio
Abellán García.
Departamento
de Población, CSIC
Publicado en Blog
Envejecimiento en red
Determinar una edad fija para marcar el comienzo de la
vejez provee una imagen incompleta del envejecimiento y puede ser causa de
diseño de políticas poco acertadas. Arbitraria pero generalmente aceptado se ha
utilizado el umbral de los 65 años como inicio del período de vejez, y sobre él
se ha fundamentado el cómputo del número de personas mayores, su proporción
respecto al total de la población, y el proceso de envejecimiento (aumento de
esa proporción). Tiene la ventaja de que es fácil de calcular, todo el mundo lo
conoce y todos los estudios, planificaciones y leyes, etc. lo han estado
utilizando durante décadas, y además nadie lo ha discutido.
Pero tiene también inconvenientes. La edad cronológica no
tiene en cuenta que se están produciendo progresos en las condiciones de vida,
de salud, de habilidad funcional y de esperanza de vida de la personas. Con la
utilización de una edad fija para determinar el inicio de la vejez, no se
valoran bien los cambios internos en la distribución por edad de la población
ni los costes sanitarios, debido a que la mayor parte de éstos ocurren en el
tramo final de la vida, tramo que es cambiante porque la esperanza de vida está
aumentando y se espera que continúe esta progresión en el futuro. (…) Gracias a
los cambios en las condiciones de vida, es evidente que podríamos decir que los
50 años de edad de ahora son los 40 de hace un tiempo, y esta idea tiene
aceptación.
Si en vez de establecer un umbral fijo de la vejez (65
años) como se hace habitualmente, establecemos un umbral móvil determinado por
la esperanza de vida, se corrigen en parte los inconvenientes citados. En este
caso, lo que crecería sería la duración de la vida previa a la vejez, mientras
que mantenemos esa vejez como un intervalo fijo, delimitado por una esperanza
de vida, vida restante o años por vivir constantes. (…)
A este nuevo umbral basado en la esperanza de vida o vida
restante lo llamamos “edad prospectiva”. Según este criterio, la
vejez empieza cuando la gente tiene una edad en la que su esperanza de vida, o
vida restante, es de 15 años. Por tanto el umbral de inicio de la
vejez es móvil en el tiempo (Figura 1), y la duración de la vejez sería fija,
desde ese umbral hasta la
muerte. Este umbral/período de 15 años es arbitrario y podría
modificarse, pero lo utilizamos para seguir la metodología de otros autores. Se
precisan numerosos estudios para confirmar la consistencia de ese umbral, las
condiciones de vida de las personas en esa nueva vejez, etc.
Si se utiliza el criterio de umbral móvil se puede obtener
otra medida del envejecimiento: la proporción de personas con esperanza de vida
de 15 o menos años, según la edad prospectiva, respecto del total de la población. Es una
proporción “prospectiva” de personas mayores, generalmente más reducida que la
tradicional proporción que se maneja habitualmente en informes y planificación
de políticas sociales. La figura 2 recoge la comparación de esta medida
(PP15EV), basada en un umbral móvil, con la medida tradicional de porcentaje de
personas mayores (PPM), basada en una edad cronológica fija o umbral fijo (65
años).
(…) Hablar de edad prospectiva nos lleva a repensar la edad
y el envejecimiento. Y eso es positivo.
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