Enrique Pozón Llobato*
Catedrático jubilado,
Doctor en Derecho,
Ciencias de la
Educación y Veterinaria.
Académico de la Real
Academia de Ciencias,
Bellas Letras y Nobles
Artes de Córdoba.
Contacto: pozonlobato.blogspot.com
De “Madurez Activa” nº 27
Hace más de siglo y medio, un maestro regresaba a su
casa en un pequeño pueblo. Le llamó la atención una luz en la ventana del
zapatero y al asomarse vio a éste trabajando a la luz de una vela a punto de extinguirse.
Entró su esposa y le dijo: “ya es tarde, la cena esta lista, ven a comer”. Respondió
el zapatero: “Ya voy. Mientras arde la vela, algo puede hacerse”. Se alejó el
maestro reflexionando sobre la escena. Al día siguiente les dijo a sus alumnos:
“Ayer aprendí una importante lección de un viejo y humilde zapatero: mientras
hay vida se puede reemprender el camino elegido”.
El tema de la vejez cuenta con una literatura tan
antigua como la Humanidad misma. La Antropología cultural, en su capítulo de
Folklore, recoge cientos de refranes y dichos populares que se refieren a la
vejez o a consejos que se dan para llegar a viejo, anhelo innato en el ser
humano.
Visitaba un humilde párroco rural al pontífice León
XIII, que había rebasado ya los 85 años; Su Santidad se había mostrado muy
amable con su visitante, y cuando éste se despidió lleno de júbilo y emoción,
le dijo: “¡Pido a Dios que le conceda otros 85 años de vida para bien de la
Iglesia!”. A lo que León XIII contestó rápido: “No le ponga límites a la gracia
de Dios, hermano”.
Lo cierto es que saber envejecer es la obra maestra y
una de las cosas más difíciles en el arte de vivir. Se necesita una información
objetiva para comprender qué es el envejecimiento; las personas mayores tienen
un impresionante bagaje para ser creativos, porque el cuerpo envejece pero no
la actividad creadora del espíritu. Precisamente se envejece cuando se deja de
crear. En el juego de la vida, la carta más alta es la capacidad de valerse
especialmente en la vejez, de las actividades mentales y psíquicas propias, que
no depende de una cantidad sino de una calidad que tiene que ver con nuestro
esfuerzo.
Si miramos hacia adelante se perfilan nuevos modelos
de personas mayores, con más recursos sociales, culturales, educacionales y financieros
que protagonizan el inicio de un nuevo proyecto. El siglo XXI pide otro nivel
que permita que las personas mayores se impliquen en la sociedad desde el punto
de vista de la reflexión y la crítica. Cuando se alcancen el predominio
político por razones de superioridad numérica, crearán la Cultura del “Nuevo
Envejecimiento”
No hay comentarios:
Publicar un comentario