domingo, 15 de mayo de 2016

La Cultura del “Nuevo Envejecimiento”



Enrique Pozón Llobato*
Catedrático jubilado,
Doctor en Derecho,
Ciencias de la Educación y Veterinaria.
Académico de la Real Academia de Ciencias,
Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.
Contacto: pozonlobato.blogspot.com

De “Madurez Activa” nº 27
Hace más de siglo y medio, un maestro regresaba a su casa en un pequeño pueblo. Le llamó la atención una luz en la ventana del zapatero y al asomarse vio a éste trabajando a la luz de una vela a punto de extinguirse. Entró su esposa y le dijo: “ya es tarde, la cena esta lista, ven a comer”. Respondió el zapatero: “Ya voy. Mientras arde la vela, algo puede hacerse”. Se alejó el maestro reflexionando sobre la escena. Al día siguiente les dijo a sus alumnos: “Ayer aprendí una importante lección de un viejo y humilde zapatero: mientras hay vida se puede reemprender el camino elegido”.
El tema de la vejez cuenta con una literatura tan antigua como la Humanidad misma. La Antropología cultural, en su capítulo de Folklore, recoge cientos de refranes y dichos populares que se refieren a la vejez o a consejos que se dan para llegar a viejo, anhelo innato en el ser humano.
Visitaba un humilde párroco rural al pontífice León XIII, que había rebasado ya los 85 años; Su Santidad se había mostrado muy amable con su visitante, y cuando éste se despidió lleno de júbilo y emoción, le dijo: “¡Pido a Dios que le conceda otros 85 años de vida para bien de la Iglesia!”. A lo que León XIII contestó rápido: “No le ponga límites a la gracia de Dios, hermano”.
Lo cierto es que saber envejecer es la obra maestra y una de las cosas más difíciles en el arte de vivir. Se necesita una información objetiva para comprender qué es el envejecimiento; las personas mayores tienen un impresionante bagaje para ser creativos, porque el cuerpo envejece pero no la actividad creadora del espíritu. Precisamente se envejece cuando se deja de crear. En el juego de la vida, la carta más alta es la capacidad de valerse especialmente en la vejez, de las actividades mentales y psíquicas propias, que no depende de una cantidad sino de una calidad que tiene que ver con nuestro esfuerzo.
Si miramos hacia adelante se perfilan nuevos modelos de personas mayores, con más recursos sociales, culturales, educacionales y financieros que protagonizan el inicio de un nuevo proyecto. El siglo XXI pide otro nivel que permita que las personas mayores se impliquen en la sociedad desde el punto de vista de la reflexión y la crítica. Cuando se alcancen el predominio político por razones de superioridad numérica, crearán la Cultura del “Nuevo Envejecimiento”

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