martes, 8 de octubre de 2013

¿Hay diálogo con los mayores?



José Ramón Diez Collado
Miembro del Observatorio del Mayor de Navarra
Publicado en EM noviembre 2009

Un modo de expresarse de la gente es el diálogo, es decir, la conversación mediante la cual dos o más personas se intercambian información y se comunican pensamientos, sentimientos y deseos. Tiene dos variedades: el diálogo oral y el escrito. El oral es más espontáneo y expresivo, pues entre los interlocutores que conversan intervienen gestos, entonaciones y actitudes; no obstante, en él hay que guardar ciertas normas, como respetar al que habla, escuchar antes de responder, pensar en lo que dicen los demás y admitir las opiniones de los otros. El escrito es mucho menos espontáneo y expresivo, pero sí un modo de dialogar con menos errores al tener más tiempo para pensar y corregir. Sin embargo, las dos maneras presentan el mismo objetivo: intercambiar información y comunicar pensamientos, sentimientos y deseos en un clima de respeto.
Cuando de contextos formales se trata, tenemos el diálogo social, esto es, aquel que se da entre representantes gubernamentales o institucionales y organizaciones ciudadanas para tratar políticas económicas, sociales…de interés común. Su validez y eficacia requiere de ciertas condiciones, como la presencia de organizaciones ciudadanas independientes con capacidad técnica y acceso a la información necesaria, o la voluntad gubernamental de dialogar, o el compromiso político sincero.
En la familia, contexto más informal, aunque no menos importante como vamos a ver, con más frecuencia de lo deseado ocurre que se pretende en exceso el diálogo, o éste brilla por su ausencia. A veces se intentan crear ambientes de diálogo con los hijos y para ello se trata de verbalizarlo todo, lo cual es una actitud errónea que con facilidad lleva a los padres a convertirse en interrogadores y sermoneadores, y a que los hijos no escuchen o huyan con evasivas; es un proceder de no diálogo que lleva al distanciamiento entre generaciones al confundirse la comunicación con la enseñanza y, el diálogo con el monólogo, cuando dialogar es también escuchar. En otras ocasiones ni siquiera se plantea la conversación porque hay incapacidad de comunicarse.
En ambas situaciones extremas no hay diálogo, carencia que con el tiempo acarreará consecuencias negativas para las personas, las familias y los grupos sociales. Es una anomalía, inicialmente de distanciamiento de los padres hacia sus hijos, que provoca después en éstos, cuando son adultos, el alejamiento sin diálogo de sus progenitores. También como derivación, sistemáticamente se marginará a los mayores de las interlocuciones que traten de las cuestiones que les afectan, pues por experiencia no se les considera válidos para representar ese papel.
La familia es el referente fundamental para aprender a dialogar, capacidad que siempre deriva en actitudes positivas, como la disposición a cooperar en las políticas sociales representando a los grupos vulnerables necesitados de ayuda, con independencia, información y actitud crítica positiva. Al margen de la cuestión mencionada antes de la voluntad gubernamental de dialogar y el compromiso político sincero, aquí cabe plantearse la pregunta: ¿presenta la tercera edad el apoyo de gente con estos rasgos para participar en el diálogo social?
Desde el Observatorio del Mayor de Navarra vemos que son imprescindibles organizaciones de mayores que participen eficazmente en los proyectos sociales y en la puesta en marcha de programas de atención a la tercera edad (asistencia, centros de ocio, sensibilización acerca de los problemas del mayor, atención, etcétera); organizaciones con capacidad para gestionar proyectos, movilizar recursos, llevar a cabo las acciones planeadas... y que sean interlocutores válidos del agente institucional más fuerte del sector terciario: el gobierno local. En definitiva, y en esta línea, es necesario crear consejos del mayor propios que participen en el diálogo social con las administraciones de su ámbito regional y que sean el cauce de la reivindicación de nuestros derechos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario