por Blanca Martínez
alumna de 3º Educación social
en prácticas en Hartu-emanak
El mundo en
que vivimos está expuesto a muchos cambios rápidos y profundos y la educación
debe trabajar para que las personas afrontemos esos cambios. En otras palabras
la educación debe de ser la protagonista de los complejos cambios sociales haciendo efectivo el compromiso en dar respuesta
con proyectos innovadores en la formación en valores, el desarrollo de actitudes
creativas, conscientes y responsables de los ciudadanos.
He podido
observar que en las sociedades modernas las ideologías se han vaciado y es la
economía quien dicta en función de “tanto tienes tanto vales” y si tengo más,
puedo más…. en definitiva que prima, el “tener” frente al “ser”. Asimismo en la
cultura actual me resulta inquietante la pérdida de la razón humana. Según
Habermas la razón se ha convertido en un instrumento para la persecución de los
fines establecidos, a través de una rígida conformidad a las reglas metódicas.
La sociedad
actual es competitiva, individualista y productiva no fomenta la cooperación
entre generaciones. Infravalora y abandona
a las personas mayores e idolatra la eterna juventud. En ella se valoran
más, los resultados o el producto obtenido que el proceso recorrido. Todo esto
deja a las personas mayores en una situación de vulnerabilidad con grave riesgo
de exclusión social.
Es
evidente entonces que la educación debe ayudar al individuo a comprender el
mundo y a comprender a los demás, para comprenderse a sí mismo, tornándolo
persona humana en su más profunda acepción, lo que significa entonces que la
educación debe ser la base y también debe de estar presente en todos los
momentos de la vida, en todos los ámbitos de la actividad humana, preparándonos
para la participación conjunta de la vida social.

En consecuencia
para cambiar el estilo de vida de las personas debemos trabajar la
autorreflexion, para tener más conciencia de nosotros/as mismos/as, para responsabilizarnos
de nuestros/as acciones, para comprometernos con el cambio, de hecho esto es el
aprendizaje y la transformación.
Como
bien señala José Ortega
Esteban “Se trataría de que, en el espacio y el tiempo de la vida, aprendamos a
aprender y conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser nosotros mismos” (2005).
De
acuerdo con los razonamientos que se han venido realizando, la finalidad última
de la educación es la humanización, donde todo ser humano, a través de la
educación transformadora, puede ser libre y feliz.