Ismael
Arnaiz
Markaida
Socio de Hartu-eamanak
El Tribunal Supremo ha
considerado, en una sentencia reciente, que el maltrato psicológico a los
padres debe interpretarse como motivo para desheredar a los hijos, ya que se
asimila al maltrato de obra y a las injurias graves de palabra que contempla el
Código Civil como justas causas para excluir de la herencia a los
descendientes.
De esta forma, el alto
tribunal confirmó la decisión de la Audiencia de Málaga que rechazó la demanda
de dos hijos que reclamaban la nulidad de la cláusula del testamento de su
padre, que los desheredó por este motivo y que reclamaron el derecho a percibir
la legítima, es decir, recibir las dos terceras partes de la herencia que les
corresponde forzosamente si no hay causa de desheredación.
A partir de esta
sentencia, la polémica está servida.
¿Es
justo privar al testador de la libertad la dejar sus bienes a quien crea que
son merecedores de ello? O dicho de otra manera, ¿es justo que el testador esté
obligado a dejar una parte de sus bienes a quienes (en este caso los hijos) no
le han prestado la ayuda y el acompañamiento esperado cuando han tenido
necesidad de ello? O peor aún, ¿Es justo que el testador tenga que dejar parte
de sus bienes a quienes le han abandonado o incluso maltratado?.
Según palabras de Don Adrián Celaya, la legítima
tiene como misión proteger a los hijos e impedir que los padres puedan cometer
una injusticia, dejando sus bienes a otras personas. Pero lo que no tiene
sentido, es evitar una injusticia, con otra injusticia, como puede ser el que,
por obligación, se tenga que dejar una parte de los bienes a los hijos,
independientemente de su comportamiento hacia los padres. Por eso, la legislación
establece unos casos concretos que permiten privar a los hijos del beneficio de
la “legítima”.
Lo que ahora ha hecho el Tribunal Supremo es
añadir como motivo para privar a los hijos de la “legítima”, el maltrato
psicológico y el abandono, por parte de los hijos a sus padres.
Ante esta sentencia, parece razonable hacer la
siguiente reflexión.
A lo largo de la vida, “el común de los mortales”
(y nunca mejor dicho lo de mortales) vamos haciendo un patrimonio, como
popularmente se dice, para “un por si acaso”, “para el día de mañana”.... y también, para “dejar algo a los hijos”.
Claro que sí. Para eso es el patrimonio. Pero ojo, en ese orden. Primero, estar
cubiertos ante posibles “contratiempos”. Segundo, poder afrontar,
económicamente, las necesidades “del día de mañana”
(con clara referencia a las necesidades de la ancianidad). Y tercero, “dejar a
los hijos” lo que quede. Creo que esto lo entendemos todos, pues se basa en un
funcionamiento de la familia y en unos comportamientos, lógicos y naturales, de
todos sus miembros. Es decir, los padres cumplen sus obligaciones con los
hijos, y estos con los padres.
Pero no siempre es así. Todos sabemos que los
modos de vida actuales impiden, en muchos casos, que los hijos puedan atender a
sus padres, en esa etapa de la vida en la que aparecen las dependencias a causa
de enfermedades o simplemente por la edad.
Otra cosa en cuando, aun pudiendo, no se quiere
prestar la atención necesaria, o incluso se produce abandono y/o maltrato
psicológico o de cualquier otra naturaleza. Y es en estos casos, cuando tiene
aplicación y es justo aplicar el desheredamiento de esos hijos, mediante la
aplicación de la sentencia recientemente dictada por el Tribunal Supremo de
Justicia.
Hay un aspecto terrible en este asunto de padres abandonados por sus hijos e incluso maltratos, y que es mucho pero que el sufrir ese maltrato o abandono. Los hijos han sido educados por sus padres y solamente el poder pensar el padre abandonado el cómo yo he podido educar así a mi hijo? seguro que causa mas dolor que el propio maltrato o abandono. El pensamiento es que es una reflexión que al padre le llega tarde. ¿Cómo no me he dado cuenta que estaba educando así a mi hijo? También otros aspectos en el comportamiento de los hijos producen estas reflexiones que siempre llegan tarde ya que desgraciadamente ya no hay forma de corregir esos posicionamientos de los hijos.
ResponderEliminarSegún los expertos, en el tema, del maltrato psicológico se puede salir, pero para ello es fundamental que la víctima sepa que ella no tiene la culpa de sufrirlo y que dicho padecimiento no es debido a que no haya sabido evitarlo. El único culpable es el maltratador.
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